Cabezote

Todos los años se celebra en Laborde, un pueblo perdido de la Pampa argentina, el más importante concurso de baile de malambo, una danza folclórica de la región. El que gane esa competencia ya no puede volver a presentarse. Conseguirlo es a la vez el cenit y el final de quien lo gane. Leila Guerriero lo contó en Una historia sencilla (Anagrama), que es un formidable perfil de un bailarín, Rodolfo González Alcántara. Un libro excepcional, que se devora.

Maquetaci—n 1

La Bestia Equilátera.

Hay sellos literarios que son marca de garantía. Y la editorial argentina La Bestia Equilátera es uno de ellos. Son magos para rescatar deliciosos autores del pasado (como Roxana de Defoe o El camello de Lord Bernes), para mantener en las vitrinas escritores tan necesarios, tan divertidos y tan lúcidos como Kurt Vonnegut y para escritores que no han tenido los reflectores de la celebridad encima pero que están por ahí produciendo maravillas nada convencionales, como el estadounidense David Markson (1927-2010), casi contemporáneo del casi clásico John Barth. Markson es autor de una novela para iniciados, La amante de Wittgenstein, la cual mereció que el ya legendario David Foster Wallace dijera que es el punto más alto que podamos encontrar en la ficción experimental de los Estados Unidos. Pues del evasivo Markson, La Bestia Equilátera publicó un libro que inicia la serie de cuatro que produjo durante sus últimos años, La soledad del lector.

La soledad del lector.-

Libro fragmentario como el que más, tiene algunos leitmotivs que van y vuelven a lo largo de sus páginas. Uno es la borrosa aparición de un lector y de un protagonista que todavía no son del todo, que parecen un proyecto en marcha. Otro es la enumeración de antisemitas, que aparecen cada dos o tres páginas. El tercero, con el mismo ritmo del anterior, el desfile de suicidas. El cuarto es un popurrí de anécdotas, por no decir chismes, y maledicencias del mundo del arte. No son los únicos hilos conductores (en todo caso no tan conductores), aparecen otras cosas, hasta jadeos en forma de palabras aisladas. El orden es caprichoso, pero Markson logra darle ritmo.

SoledadLector

Algunos fragmentos de La soledad del lector.

-Si un buey pudiera pintar un cuadro, su Dios luciría como un buey. Dijo Jenófanes.

-Ingenioso sinsentido, es como Isaac Newton desestimó la poesía.

-Horacio estableció que un escritor debería dejar a un lado un poema terminado durante nueve años. Y recién entonces decidir si vale la pena publicarlo.

-Uno no termina un poema, simplemente lo abandona.

-Denle un jarro lleno y escribirá cien poemas. Dijo Tu Fu de Li Po.

-Según la leyenda, Li Po se ahogó al caerse de un bote, ebrio, cuando se inclinó para besar el reflejo de la luna.

-Philip Larkin: no me molestaría conocer China si pudiera volver el mismo día.

-Los lectores estaban tan ansiosos por conocer el destino de la pequeña Nell en La tienda de antigüedades que seis mil de ellos sólo en Nueva York fueron a recibir el barco que llevaba la entrega final de la novela.

-Involucrado con Madame Blavatsky, Yeats una vez quemó una rosa y se quedó toda la noche vigilando en serio a ver si aparecía su fantasma.

-Rilke nunca leyó un periódico.

-En el Libro XVI de La Ilíada Apolo le arranca la armadura a Patroclo, lo cual lleva a la muerte de este último. Poco más de doscientos versos después, Héctor aparece sacándole la misma armadura al cadáver de Patroclo.

-En El anticuario de Walter Scott, hay dos martes en una semana. Y el sol se pone una vez por el este.

-Y cuando cerca del final le preguntaron cómo deseaba ser conmemorado, dijo que decretaran un feriado en las escuelas.

-Cuando tenía sesenta y largos, Herman Melville llevó a una nieta de cuatro años a un parque y se la olvidó allí.

-A los veinte, Conrad trató de suicidarse por unas pérdidas en juego. De más grande le hacía creer a la gente que la herida de bala provenía de un duelo.

-Boris Pasternak admiraba tanto a Rilke que llevó dos cartas suyas en la billetera durante décadas.

-Piojos en los rulos de la literatura, llamó Tennyson a los críticos.

-Byron tenía nueve años cuando su niñera, una tal May Gray, lo introdujo en el sexo.

– El discurso fúnebre en el entierro de Puccini lo dio Benito Mussolini.

-Rabelais: y en cuanto a ustedes, mojigatos envidiosos, lastimosos críticos gruñones y cabrones, pronto habrán lanzado su último improperio. Cuélguense.

-Savonarola fue quemado en la hoguera en la Piazza della Signoria en Florencia en 1498. Giordano Bruno fue quemado en la hoguera en el Campo de Fiori en Roma en 1600. A Savonarola tuvieron la amabilidad de ahorcarlo antes, Bruno estaba vivo y consciente.

-El enfermo, atolondrado y obseso sexual de D. H. Lawrence, lo llamó Robert Graves.

-Ninguna de las tres primeras novelas de Thomas Hardy vendió más de veinte ejemplares.

-Pergolesi escribió su stábat mater a los veintiséis. Y murió el mismo año.

-En Rapallo, durante años, Ezra Pound pasaba dos noches por semana con su esposa Dorothy y cinco noches con Olga Rudge. Y tenía hijos de ambas.

-Hegel, Schelling y Hölderlin compartían la habitación cuando eran estudiantes de teología.

-Dante la menciona solamente como su Comedia. Fue Boccaccio el que la llamaría Divina.

-Walt Whitman más de una vez escribió reseñas favorables anónimas a su propia obra.

-La tiranía de los ignorantes es insuperable y está asegurada por siempre jamás. Dijo Einstein.

-Moisés Maimónides escribía en árabe.

-Jean Jacques Rousseau padecía la constante necesidad de orinar.

-Sartor Resartus fue mordazmente maltratado por los críticos. Cuando se hizo famoso, Carlyle lo hizo reeditar. E incluyó las reseñas en el apéndice.

-Nietzsche tocó el piano sin parar en sus propios once años de locura. Una vez, por lo menos, con los codos.

-Porque éramos jóvenes, estábamos borrachos y teníamos veinte años, y nunca moriríamos.

-Isaac Newton murió virgen.

-Mary Shelley tenía diecinueve años cuando terminó Frankestein.

-Tábanos que no dejan arar al caballo, llamó Chéjov a los críticos.

-A Freud le hicieron treinta y tres operaciones por cáncer en la boca y la garganta. A Joyce le hicieron veinticinco operaciones en los ojos.

-No vamos hacia los pensamientos. Ellos vienen a nosotros. Pensaba Heidegger.

-En opinión de Joseph Conrad no hay una sola línea sincera, cierro comillas, en Moby Dick.

-Baudelaire pasaba dos horas por día vistiéndose.

-El Sordello de Browning contiene 5983 líneas. Tennyson dijo que entendía dos de ellas.

-La poesía de pipí en la cama de Johnny Keats, la llamó Byron.

-Nietzsche perdió la razón porque pensaba demasiado. No pienso luego no puedo enloquecer. Dijo Nijinsky, loco.

-Napoleón y Karl Marx tenían hemorroides. Al igual que Wordsworth. Al igual que Tennessee Williams.

-Kant medía sólo un metro cincuenta. Wagner era apenas más alto.

-Como escritor es más lo que muerde que lo que mastica. Dijo Whistler de Henry James.

-Una vez Benvenuto Cellini fue liberado de prisión, después de haber matado, porque un papa necesitaba un grabado. Y fue vuelto a encerrar tras ofender el gusto del papa.

-Pitágoras afirmaba recordar que había visitado el Hades entre sus supuestas varias reencarnaciones. Y que había visto a Homero colgado de un árbol y a Hesíodo encadenado por faltarles el respeto a los dioses.

-Moisés tartamudeaba. Como Virgilio. Y Somerset Maugham. Y Philip Larkin.

-Kant no sabía de música. Y decía que leer novelas diluía la mente.

-Valéry a Gide: ¿conoces algo más aburrido que La Ilíada?.

-A Milton le pagaron cinco libras por El paraíso perdido.

-Oscar Wilde decía que Henry James escribía novelas como si fuera un penoso deber.

-Henry James decía que Oscar Wilde era un tonto engreído.

-Como Wallace Stevens, Charles Ives trabajaba en una compañía de seguros. Como Kafka.

-Plinio el Viejo recomendaba la actividad sexual como remedio para la mala vista. Y para la ronquera.

-Alexander Pope medía un metro treinta y cinco. Y era jorobado. Y lisiado. Leopardi era jorobado e inválido.

-Pascal era hipocondríaco.

-Wilkie Collins mantuvo dos hogares simultáneos. Ambos con amantes.

-En la Decapitación de Juan el Bautista Caravaggio escribe su nombre con la sangre derramada del Bautista en el borde inferior del lienzo. Fuera de esta ocasión, no firmaba sus cuadros.

-Más de un propietario de una biblioteca personal importante, los primeros años después de Gutenberg, dejó en claro que jamás un ejemplar impreso formaría parte de ella.

-Todo arte aspira constantemente a la condición de música.

-Es casi seguro que Henry James murió virgen. John Ruskin, indiscutiblemente.

-Probablemente Kierkegaard era impotente.

-Melville y Whitman nacieron con dos meses de diferencia y murieron a seis meses uno del otro. Y estuvieron muy cerca o en Nueva York durante gran parte de sus vidas. Sin encontrarse nunca.

-No hay tal cosa como el significado literal. No hay tal cosa como el mérito intrínseco.

-La escultura es eso con lo que te chocas cuando retrocedes para mirar una pintura. Dijo Barret Newman.

-Delacroix sobre Ingres: su arte es la expresión completa de una inteligencia incompleta.

-Ningún sobreviviente pudo recordar nunca haber visto un solo pájaro volando cerca de los campos de concentración nazi.

 

Avisos y noticias

Novedades de septiembre.- Luna Libros anuncia la aparición de dos novedades absolutas en septiembre. La primera es Verás huir la calma, una biografía de Jorge Isaacs, muy bien contada por María Cristina Restrepo. En cierta ocasión le oí decir a Marco Palacios que Isaacs era el personaje más biografiable (escritor, minero, hacendado, general, gobernante, explorador y etcétera y etcétera) del siglo XIX colombiano. María Cristina lo intentó de una manera original y muy bien resuelta, dándole la voz narrativa a la mujer de Isaacs.

Jaime Jaramillo Escobar.– Es muy probable que Jaramillo Escobar sea el poeta vivo más importante de Colombia. En sus épocas nadaístas publicó un libro trascendental, Los poemas de la ofensa. Luego, quince años antes de terminar el siglo XX, editó Sombrero de ahogado y Poemas de tierra caliente. Ahora, tras treinta años de silencio, Luna Libros trae el cuarto espléndido libro de Jaramillo Escobar, Poesía de uso.

Números anteriores de Gozar Leyendo.- Consulte todas las entregas de Gozar Leyendo aquí.

Suscripciones.- Si desea recibir Gozar Leyendo en su correo, solicítelo gratis a la siguiente dirección: gozarleyendo@lunalibros.com
La misma dirección para sus comentarios.

De nuestros lectores.- Hacía días que no recibía una sorpresa bien agradable. La de Gozar Leyendo valió la espera de alguna (siempre estamos con esa esperanza, que nos mantiene vivos). [&] Muy buenas las reseñas y, además y por eso, cortas. Eduardo Peláez

A todos los involucrados en Gozar Leyendo: Buenísimo, encantador. Agradeceré me lo sigan enviando. Lo haré llegar a personas que sé estarán interesadas. Gloria Arango

Favor inscribirme en su lista de correos, a fin de recibir todas las entregas de Gozar Leyendo. De verdad me gocé la primera. Muchas gracias. Saludos. Gloria Gómez de Londoño

Cordial saludo. Estoy recibiendo las reseñas de Luna Libros. Al grano, excelentes. José A. Duque

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *