diciembre-2014
Apuntes, d.j.a.
J. M. Rugendas, memorias de un artista apasionado.-
Johann Moritz Rugendas (1802-1858), nativo de Augsburgo, Alemania, posiblemente fue el más notable pintor viajero por América de todo el siglo XIX. Rugendas cruzó por primera vez el Atlántico cuando tenía veinte años; venía como dibujante de una expedición patrocinada por el zar de Rusia. Este primer viaje duró tres años y cubrió el territorio del Brasil. Desde entonces se distinguió por las escenas populares, los lugares y los protagonistas en el mundo de indígenas y negros. Obvio, por donde iba pintaba los retratos de los terratenientes, los ricos, los gobernantes. Y hacía como el mejor la pintura fisionómica inventada por Humboldt. Más tarde permaneció dos años en México y ocho en Chile, aunque también tocó el Perú, Bolivia y Argentina. La calidad de sus dibujos, grabados y óleos llevaron a Domingo Faustino Sarmiento a considerar que Rugendas (y Humboldt) eran los dos europeos que más vivamente han representado a América .
Una vida de pintor viajero significa una vida de aventuras, de viajes, de descubrimientos. Así fueron los años de Rugendas, con el añadido de que es personaje de una de las más reveladoras historias románticas de la época: se conservan y están publicadas las 235 cartas que recibió a lo largo de dieciséis años de una mujer casada de la alta sociedad de Santiago de Chile, Carmen Arriaga. Él las conservó siempre consigo y por eso se salvaron, al contrario de sus propias cartas, que ella quemó por miedo a la reacción de su marido.
J. M. Rugendas, memorias de un artista apasionado (Luna Libros) se titula la biografía que escribió el mexicano Efrén Ortiz Domínguez, quien pasó muchos días de su infancia en el mismo territorio veracruzano que Rugendas pintó hace casi dos siglos, incluyendo las vistas del Orizaba y de la ciudad de Xalapa. Esta predisposición de Ortiz hacia el conocimiento de Rugendas tiene su misma edad y se ha volcado en una excelente narración de la vida del pintor viajero.
Una carta de Rugendas a Humboldt, citada en J. M. Rugendas, memorias de un artista apasionado.–
Yo me propuse y me esmeré en ser el ilustrador de los nuevos territorios del mundo descubierto por Colón. Quise mostrarle al mundo cuán bellos tesoros pictóricos ofrece el trópico& Sentí la vocación de ser el pionero en el arte en un campo que posteriormente otros desarrollarían hasta sus últimas consecuencias .
Un episodio en la vida del pintor viajero.-
Un episodio en la vida del pintor viajero (Era) de César Aira es una breve e impresionante novela sobre el accidente que padeció Rugendas después de remontar la cordillera, ya en territorio argentino. En medio de una tempestad que Aira narra magistralmente ( Nunca había visto esa clase de luz. Era una oscuridad a través de la cual se veía ), el caballo de Rugendas se encabritó, el jinete perdió el control y el caballo lo tiró al piso pero su pie se quedó engarzado en el estribo y así se desbocó el caballo, arrastrándolo y por mucho rato. Tras la tempestad lo lograron encontrar, inconsciente y con el rostro destrozado. Padeciendo dolores terribles que lo hacían gritar, usando la morfina primitiva de aquellos tiempos, Rugendas se recuperó poco a poco, a pesar del mensaje terrible que le enviaba el espejo: soy un monstruo . Mientras se recuperaba ocurrió un ataque indígena llamado malón en el lugar en donde se encontraba y Rugendas, pasando por encima de su dolor, salió al campo a fotografiar la batalla con sus lápices y sus óleos. La narración de Aira es simplemente magistral y su sensibilidad de hacer ficción de un personaje real demuestra una de las cualidades menos notorias de la prosa del escritor argentino. Las pinturas que Rugendas hizo del malón pueden verse en Google escribiendo Rugendas el malón y llegarán a la entrada de unas imágenes anticipatorias del impresionismo.
Una cita de Un episodio en la vida del pintor viajero de César Aira.–
Cambiar de tema es una de las artes más difíciles de dominar, clave de casi todas las otras .
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