octubre-2015, segunda quincena

Apuntes, d.j.a.

El gran depredador de Lucy Hughes-Hallett (Ariel).-

Es la primera vez que ocurre que un solo libro se lleve los tres principales premios de ensayo en Inglaterra (el Samuel Johnson, el Costa Book Award y el Duff Cooper Prize) y tal cosa ocurrió con El gran depredador, la biografía de Gabriele DAnnunzio escrita por Lucy Hughes-Hallett (Londres, 1951). Y no era para menos. La prensa lo corroboró. The Daily Mail: Se trata de una obra magnífica, tan audaz como fascinante, tan rigurosa como reveladora, tan emocionante como sorprendente. Y The Guardian: Una vida extraordinaria narrada con un estilo ágil, irónico y contundente. En España fue igual, el poeta Luis Antonio de Villena dijo en El Cultural: No se pueden tener sino palabras de encomio para el minucioso y rico trabajo de Hughes-Hallett y hasta podría concluirse que será muy difícil mejorar en detalles y precisiones.

ElGranDepredador

Esta biografía es la prueba empírica de que el talento creador puede convivir cómodamente en una misma persona con la inmoralidad más depredadora y el más excluyente y absoluto amor a sí mismo.

Al leer las barbaridades que hizo como violar a una campesina, como hacer sufrir a sus amantes, como no pagar sus deudas, al enterarse de su carácter absolutamente egolátrico y egoísta, uno tiende a detestar a ese individuo. Y, sin embargo, cuenta su biógrafa, el tipo era muy seductor. Un encantador de serpientes. Si no fuera por sus explosiones y su fuego y su calor, diría que era una serpiente encantadora de serpientes. Romain Rolland lo define con dos frases; la primera: este hombre, que es la encarnación de la falsedad. La segunda: este pavo real, con la cola constelada de ojos, rodeado de snobs& apesta a Adonis de los bajos fondos. Barrès lo define así: es un pequeño italiano con la cara dura, un hombre de negocios que busca un proveedor de fondos. Y Liane de Pougy, una de las más celebradas cortesanas de la Belle Époque de París: tenía ante mí a un gnomo horrendo con los ojos enrojecidos, sin pestañas, sin pelo, con los dientes verdosos y mal aliento, los modales de un fanfarrón y, sin embargo, famoso por ser todo un galán.

Del prestigio literario de DAnnunzio no queda casi nada. Llegó a ser el indiscutiblemente más reconocido y más notable escritor italiano. El astro rey del decadentismo. Para nuestro tiempo, el decadentismo dice poco. Y menos dice el estilo grandilocuente de sus poemas (que ahora suenan a oratoria). Y mucho menos la manera rebuscada y florida de decir las cosas.

Ese enorme prestigio del que gozaba en vida, DAnnunzio decidió convertirlo en política. En la política inventó todo un estilo (ritual, solemne, grandioso) que luego plagiaron Mussolini y después Stalin y después varios personajes latinoamericanos. Cantó a la guerra, cantó a la muerte. Fue jefe de un efímero estado, Fiume, que es todo un episodio de ridiculez y anarquía. Y el fin de Fiume marcó el final de la horrorosa carrera política de DAnnunzio.

Lo peor de su índole personal era que se creía superior y daba por hecho que a él no se le aplicaban las normas exigibles a todos los demás seres humanos. Siempre tuvo una amante principal, pero era promiscuo, andaba con cinco o seis mujeres al tiempo y, a medida que envejeció, fue cada vez más patético su universo mental: gastaba su tiempo decorando su mansión hasta el exceso (soy mucho mejor decorador y tapicero que poeta o novelista), metiendo cocaína hasta el delirio y en una orgía permanente.

La relación de DAnnunzio con las mujeres merece párrafo aparte para no contaminar los demás párrafos con su asquerosidad. Comienza con la violación de una campesina en su Pescara natal. Ya en Roma, cómo trataría a la madre de sus tres hijos, la única esposa legítima que tuvo, que el 6 de junio de 1890 ella se lanzó desde un piso alto no murió, después de descubrir que DAnnunzio alquiló un nido de amor para él y su amante en el mismo edificio donde ella vivía. Más tarde dijo: cuando me casé con mi marido pensé que me casaba con la Poesía. Mejor hubiera sido comprar por tres liras y media sus libros de poemas. Señala la biógrafa que una de las razones para que sus relaciones amorosas tuvieran finales muy prolongados era que cuanto más infeliz era la mujer, más interesante le parecía; y que la idea de que sus amantes fueran infelices lo volvía loco de lujuria. Agrega que a DAnnunzio le encantaba ver triste a su amante más conocida, Eleonora Duse: con sus ojos mirando al suelo, con su boca trémula, era según DAnnunzio una armoniosa visión de sufrimiento creativo. A una de sus amantes le escribe justificándose por sus infidelidades: no lo hace por placer, le dice, sino por un espíritu de curiosidad insaciable& acostarse con otras es una forma de investigación, parte de su trabajo. Y alguna vez dijo: ninguna pareja se guarda fidelidad solo por amor& Yo soy infiel por amor.

Un tocho de casi ochocientas páginas hablando de un tipo fuera de lo común. Un libro que uno se devora con avidez, una no lección de vida. Excelente biografía.

Diccionadario

Él a ella: Rosa, sé que no me quieres porque soy daltónico. Ella a él: ¿Cuántas veces te tengo que decir que me llamo Violeta?.

Tomado de Diccionadario (Editorial Pre-Textos):

Rúsica: música procedente de Moscú y sus alrededores.
Miérdoles: día malo.
Andígena: indio de los Andes.
Cabrador: cruce de cabra con retriver.
Avíspera: insecto de ayer.

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