Octubre-2016

Apuntes, d.j.a.

Contrapunto (Intermedio) de Anna Enquist.-

Para escribir una novela tan hermosa, además del indiscutible talento narrativo que revela, se requiere, primero, ser poeta y, segundo, conocer la música de Bach por dentro, particularmente las Variaciones Goldberg. La historia, narrada en tercera persona, es la de una mujer que ensaya en piano las trascripciones de las Variaciones Goldberg; cada capítulo está dedicado a una de las variaciones y, además, corresponde a momentos de su vida, su pasado en el conservatorio, su matrimonio, ser mamá de una niña, luego de un niño, verlos crecer, su vida diaria y plana de ama de casa, los chicos ya adultos, hasta un doloroso final. Entre las enormes dificultades técnicas de la obra de Bach, entre las anécdotas del propio Bach, de un modo misteriosamente analógico, se intercala la vida de la narradora. 

Una obra finísima y delicada, una historia conmovedora y, a la vez, narrada con inesperada distancia. La autora es Anna Enquist (Ámsterdam, 1945), una de las más notables poetas y novelistas de la Holanda de hoy.

Sherlock Holmes. Novelas (Penguin Clásicos) de Arthur Conan Doyle.-

De Arthur Conan Doyle (Edimburgo, 1859-1930) se sabe poco y lo poco que se sabe es que inventó a Sherlock Holmes, un tipo mucho más real y más conocido que su creador. Además de innumerables relatos cortos que ocupan el doble de espacio que las novelas, Conan Doyle escribió sólo cuatro novelas con Sherlock Holmes como protagonista. En ninguna de ellas dice obvio o elemental, querido Watson, pero las cuatro son de lectura apasionante. Esther Tusquets, la fundadora de Editorial Lumen, siempre soñó con reunirlas en un solo volumen, pero la muerte la sorprendió cuando ya tenía tres traducidas. Los editores de Penguin le hacen un homenaje, reuniendo esas versiones de Tusquets y añadiéndole la traducción de la cuarta por Juan Camargo. Eso es este libro que recomiendo para un largo viaje en avión o tren, para un hotel en algún lugar tedioso, para un fin de semana largo y sin fútbol, para la enfermedad del aburrimiento. Delicioso.

Puertas demasiado pequeñas (Laguna Libros) de Ave Barrera.-

En 2013, la Universidad Veracruzana otorgó el premio Primera Novela Sergio Galindo a esta novela de Ave Barrera (Guadalajara, 1980). Imposible resumir la trama de este vértigo narrativo que es Puertas demasiado pequeñas. Lo cierto es que el texto envuelve al lector, que no puede abandonarlo, inmerso como está en una trama donde hay arte falsificado, anticuarios extravagantes, lugares laberínticos, matones y muxes, en fin, acción, acción que parecería que nunca pudiera detenerse.

Jardín nublado (Pre-Textos) de Francisco Brines.-

Francisco Brines (Oliva, Valencia, España, 1932) es un referente de la poesía española actual ya reconocido por los premios Reina Sofía, García Lorca y Nacional de las Letras; y también por los lectores. Ahora Pre-Textos publica una antología de su obra, preparada y prologada por Juan Carlos Abril. De ese prólogo cito a Luis García Montero: la voz poética de Francisco Brines es mediterránea, dispuesta a aprovechar la existencia con la capacidad plena del cuerpo y sus cinco sentidos. Se oye el agua, se huelen los naranjos, se recorre con las manos y los labios la piel del amor, se mira la belleza, se saborea la plenitud de la vida. Domina un vitalismo que funda lugares de plenitud: un jardín, un paisaje a la orilla del mar, un lecho, una ciudad. El lugar de la felicidad, como los paisajes infantiles de la casa familiar o los rincones de exaltación que la noche y los viajes regalan al poeta, ocupa un espacio decisivo en las evocaciones del poeta. Estos lugares fundados proponen un viaje de ida y vuelta. La sensualidad como actitud ante el presente se consolida en la evocación sensual del pasado. A continuación, dos poemas de Brines:

CONVERSACIÓN CON UN AMIGO

Se me ha quemado el pecho, como un horno,
por el dolor de tus palabras
y también de las mías.
Hablamos del mundo, y desde el cielo
descendía su paz a nuestros ojos.
Hay momentos del hombre en que le duele
amar, pensar, mirar, sentirse vivo,
y se sabe en la tierra por azar
solo, inútilmente en ella.
Como si se tratase de algo ajeno
hablamos de nosotros,
y nos vimos inciertos, unas sombras.
Con poca fe, con las creencias rotas
como un madero en la marea,
con toda la esperanza naufragando
porque no es la que llega nuestra barca,
sólo la caridad nos redimía
del mal nuestro de ser.
Mirábamos la calle, rodeados
de luz, de tiempo, de palabras, de hombres.

FRANCISCO BRINES

CUANDO YO AÚN SOY LA VIDA

La vida me rodea, como en aquellos años
ya perdidos, con el mismo esplendor
de un mundo eterno. La rosa cuchillada
de la mar, las derribadas luces
de los huertos, fragor de las palomas
en el aire, la vida en torno a mí,
cuando yo aún soy la vida.
Con el mismo esplendor, y envejecidos ojos,
y un amor fatigado.
¿Cuál será la esperanza? Vivir aún;
y amar, mientras se agota el corazón,
un mundo fiel, aunque perecedero.
Amar el sueño roto de la vida
y, aunque no pudo ser, no maldecir
aquel antiguo engaño de lo eterno.
Y el pecho se consuela, porque sabe
que el mundo pudo ser una bella verdad.

FRANCISCO BRINES

Diccionadario

Oír cantar las cosas es el cielo que me gusta (Rainer María Rilke). 

Tomado de Diccionadario (Editorial Pre-Textos):
Grigrulla: cruce de grillo con ave.
Pintífice: el papa de los pintores.
Piontífice: el papa de los pollitos.
Biblioseca: depósito de libros con cero humedad.

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