Mayo-2017-segunda quincena

Apuntes, d.j.a.

Sólo hechos (Pre-Textos) de Andrés Trapiello.-

Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, León, España, 1953), además de destacado poeta, es dueño de una de las mejores prosas que se escriben hoy en la lengua de Castilla. Ensayista y narrador, Trapiello comenzó a publicar Salón de pasos perdidos, una novela en marcha en 1990. Desde entonces han aparecido veinte volúmenes, el último de los cuales es Sólo hechos. No es fácil de acotar este descomunal proyecto: se trata de un diario que no escribe diariamente; notas que apunta en un cuaderno y reescribe y publica, muy elaboradas, diez años después. Sólo hechos, por ejemplo, publicado en 2016, se refiere a cosas que ocurrieron en 2006. Así lo define el propio autor: estos libros (que se escriben como diario y que publican como novela o representación narrativa, y que tantos siguen leyendo como diarios) son sólo la obra de un poeta. O sea, alguien que no arroga ninguna verdad objetiva, suma en mi caso de algunas verdades subjetivas. O si lo prefieres, algo que sólo aspira a ser una verdad indemostrable y libre, que no otra cosa es la poesía. Suscribo también lo que decía Stendhal, que anda como aviso de navegantes en alguno de esos diecinueve tomos: cuando miento, me aburro.

En Sólo hechos aparece el propio autor, su mujer M, sus hijos R y G. Aparece Manuel, el encargado de su casa campesina situada en Extremadura; también aparece una equis mutante que es hoy una señora de Murcia o un escritor de Madrid y mañana una periodista o un académico; hay otros personajes menos frecuentes pero no abarcados por la equis, como RG y su mujer C, MB y pocos más, algunos con sobrenombre que encubre su identidad, como uno al que llama el señor preferiría no hacerlo. Los principales escenarios son el fundo de Trujillo, su casa madrileña, incluyendo sus alrededores y El Rastro, adonde va buscando libros viejos acompañado casi siempre por su amigo JM.

No son dietarios egocéntricos. Lo contrario. Mira al mundo, habla de la gente, se refiere a un viejo poeta olvidado que vive entre un laberinto de cacharros y mugre, o de otro que conoció a Pound y a Eliot, o de otro escritor de casi cien años que vive en una hacienda, o de su amigo pintor, o de sus amigos eruditos que saben todo de su tema, la música o las vanguardias, o de algún reseñista que tiene una opinión en público y la contraria en privado. No habla de él como protagonista y centro del mundo. A veces se toma con humor y lo que más le gusta es su familia, su mujer, sus hijos, sus sitios, y allí el lector descubre a un hombre sensible y sereno, cada vez más sereno.

En los diarios de Trapiello, pues, no sucede nada especialmente dramático, ni hay suspenso, ni aparecen grandes personajes, todo ocurre en pocos lugares aparte de los tres mencionados, hay viajes a ciudades españolas, menos al exterior en gira de escritor invitado, nada especialmente notable ni notorio. Y así, contando que nevó en año nuevo o que vio tal clase de pájaro, quejándose de los perros traviesos o de los burócratas, acompañando a su mujer al médico o madrugando a las ventas de El Rastro, comentando una noticia aparecida en la prensa, la magia de la escritura de Andrés Trapiello envuelve al lector y le proporciona el placer de la palabra convertida en arte, la palabra con vocación de hacer visibles las cosas que cuenta, incluso las cosas invisibles.SoloHechos_QxP9_OK_Layout 1

La adicción, plenamente recomendable, a los diarios de Trapiello es creciente entre los lectores. Alguna vez los editores contaron que los primeros dos o tres volúmenes se vendieron muy lentamente y que ahora agota cada año un muy respetable tiraje, cada vez creciente, y que incluso hay llamadas y correos a la editorial cuando tarda en aparecer el volumen anual de este Salón de pasos perdidos. Para leer el diario publicado este año, Sólo hechos, no hace falta haber leído los volúmenes anteriores. Ni leerlos en orden. En todos pasa lo mismo, en todos es distinto lo que pasa, siempre son un placer de lectura.

Una de las características de la prosa de Trapiello es su vocación aforística, no sólo las frases cortas que suelta de pronto en párrafo aparte, sino también de frases que se convierten en aforismo cuando se sacan del párrafo donde figuran. Enseguida va una pequeña muestra de aforismos, después de un cuento de abrebocas.

& el muchacho empezó a ganarse la vida como jugador de fortuna. El abuelo, que debió de ver con simpatía al nieto, consoló a su hijo: déjale, qué más da. Mientras no haga trampas&. El padre arañó argumentos en el saco de la persuasión: El juego es traicionero, un día ganas y al siguiente pierdes; pero el muchacho le repuso alegremente: De acuerdo, jugaré cada dos días.

-Vive de tal modo que tu muerte sea una injusticia.

-Haz cada día tus ejercicios de soledad si quieres estar en forma.

-Ni un día sin asombro.

-Recuerda: la envidia se presenta siempre con otro nombre, es muy astuta.

-Aprende a recibir los aplausos al final de la obra con humildad: nunca sabrás si son merecidos.

-Es una gran faena que la vida tenga que ser a un tiempo un perpetuo estreno sin ensayos o, peor, un perpetuo ensayo sin estrenos.

-Nadie que aspire a ser feliz en el presente podría prescindir de la felicidad pasada.

-Desconfía del pintor, el músico, y desde luego del escritor que es elocuente y convincente hablando de sí mismo o de sus obras.

-Benditos los reveses que te ponen derecho.

-La superioridad moral que busca la superioridad social es una indecencia.

-La literatura tiene mucho de arcilla, y es frágil como ella, por eso quiere una cocción lenta.

-El ingenio en dosis inadecuadas, quién lo diría, aburre más que el aburrimiento, porque además de aburrir, impacienta.

-La originalidad que se sustenta en el ingenio caduca antes que la naturalidad y sencillez, que no se pasa nunca de moda.

-Nada tan triste como cuando uno siente vergüenza ajena de sí mismo.

-La justicia poética suele venir con la sonrisa que tienen las ironías de la vida.

-No hay llave encontrada en el fondo de un cajón que no venga con falsas expectativas y promesas.

-Si cada cual dijera sólo lo que siente, sería original.

-Prosa, realidad visible. Poesía, realidad visible e invisible.

-Medirnos por lo bajo nos hace más pequeños a todos.

-La literatura memorialística se divide en dos grupos: están los que cuentan menos de lo que saben y los que saben menos de lo que cuentan.

-A los elogios hay que quitarles el papel de celofán, como a los caramelos, y luego ver a qué saben.

-No hay mayor placer que el que se deriva de la costumbre, ni ceremonia más hermosa que la vida austera.

-La verdadera fiesta es la víspera de la fiesta.

Honrarás a tu padre (Debolsillo) de Gay Talese.-

Talese es uno de los padres del periodismo literario de Estados Unidos y Honrarás a tu padre es uno de sus clásicos. Publicado originalmente en 1971, instantáneamente se convirtió en un best seller mundial. Hoy, cuarenta y seis años después, es un libro que no ha envejecido nada; sigue siendo tan bueno como le parecía a los reseñistas de entonces, o más, porque con la perspectiva histórica, los hechos que narra siguen teniendo actualidad. Aquí un paréntesis para los relectores: si usted, como tantos, leyó Honrarás a tu padre cuando era novedad, de todos modos disfrutará hoy su lectura; y tendrá un bono adicional, un epílogo para esta edición, en el que Talese cuenta que pasó con los Bonanno, desde cuando cerró su libro hasta nuestros días.

Honrarás a tu padre es periodismo. Todo lo que cuenta sucedió realmente. Y es la historia de la familia Bonanno, famosa por pertenecer a la mafia de Nueva York y a la que, por el decenio de los sesenta, el estado norteamericano decide perseguir. Y perseguir es perseguir: por ejemplo, en cierto momento, un agente del FBI decide poner bombas en las casas de los Bonanno y de algunos de sus rivales, con el fin de provocar una guerra entre pandillas; por ejemplo, hostigar con vigilancia de los lugares (bares, restaurantes, sitios legales) de las familias que suponen mafiosas; por ejemplo, interrogatorios y detenciones porque sí y porque no. La vida de Bill Bonanno, el protagonista de esta historia, no es más que eso, hasta el punto de que la primera vez que lo meten a la cárcel es por una tarjeta de crédito con la que Bonanno firmó deudas por& dos mil cuatrocientos dólares.

Hans Magnus Enzensberger, al estudiar la prohibición del alcohol en Chicago, piensa que la delincuencia organizada surge cuando el estado prohíbe actividades que la sociedad tiene legitimadas. Entonces el grupo mafioso actúa como un pequeño estado con su propia justicia (y ajusticiamiento), su código de honor, sus bancos y su policía. Por su parte, Talese piensa que en el mundo más amplio del capitalismo norteamericano& tradicionalmente ha existido una reticente admiración por los gánsteres realmente ricos, posiblemente porque su éxito reafirma la creencia de todo magnate en el sistema de la libre empresa o posiblemente porque la astucia y la iniciativa de esos gánsteres les recordaba a algunos industriales, banqueros y hombres de Estado cómo había sido el comienzo de sus propios abuelos.

Observa Talese que cuando el ciudadano norteamericano común pensaba en la Mafia, por lo general se imaginaba escenas llenas de acción y violencia, de dramáticas intrigas y confabulaciones que valían millones de dólares, de limusinas negras e inmensas cuyas ruedas chirriaban al doblar las esquinas mientras las balas de las ametralladoras se regaban por el andén; ésa era la versión de Hollywood y aunque mucho de eso se basaba en la realidad, también es cierto que exageraba absurdamente esa misma realidad, omitiendo por completo la sensación que dominaba la existencia de la Mafia: una rutina de interminables esperas, tedio, escondites, exceso de cigarrillos, exceso de comida, falta de ejercicio físico, mientras pasaban la vida recostados en habitaciones con las cortinas cerradas y muriéndose de tedio al tiempo que trataban de mantenerse vivos. Un libro excepcional.

Honraras a tu padre

Diccionadario

Así pues sigue dando vueltas la palabra que basta / y todos son alcanzados por su silencio (Inger Christensen).

Tomado de Diccionadario (Editorial Pre-Textos):
Reñigión: creencias muy belicosas.
Mahmoma: profeta del arte moderno.
Anómalo: rabo perverso.
Pesayuno: comida de difícil digestión.
Tontemporáneo: tontería al día.

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Estimado Sr. Jaramillo: Me alegra mucho que le haya gustado La eternidad de un día. Me alegra especialmente viniendo de usted, porque fue su Antología de crónica latinoamericana uno de los libros que más me inspiró a la hora de emprender mi proyecto (por ejemplo, la idea de incluir folletines autorreferenciales). Y sí, desde luego que la actual crónica latinoamericana no desmerece nada de aquellos folletines. Hace unos años escribí un artículo sobre la crónica para lectores alemanes; es un género poco conocido por aquí y creo que debería traducirse más.
Un saludo muy cordial desde el Danubio.» Francisco Uzcanga.

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