Noviembre-2019, primera quincena

Apuntes, d.j.a.

Trivilidades y Pensamientos (Pre-Textos), de Logan Pearsall Smith.-

Logan Pearsall Smith (1865-1946) era estadounidense, de Filadelfia, pero se instaló muy pronto en Inglaterra, donde vivía de las abundantes rentas que le producían las herencias de su rica familia cuáquera. Cuenta Gabriel Insausti, editor, prologuista y traductor de este libro, que Smith se enfrentó a sus orígenes y dedicó en Unforgotten Years algunas palabras amargas hacia una comunidad en la que, bajo la apariencia impoluta del amor al prójimo que constituía su espíritu fundamental, corría el enfrentamiento encarnizado entre dos facciones; y desde luego, algunos de sus juicios sugieren la imagen de un rigorismo ético más bien pendiente de la consideración social que de la auténtica piedad.

Trivialidaes y Pensamientos es un inesperado y hermosísimo libro debido a alguien que escribía porque su ánimo lo obligaba a escribir, que no era ningún profesional que derivara su diario vivir con el producido de su escritura. Es más, una de sus particularidades, que eran muchas, era su desconfianza a los escritores de profesión. Además de su prevención absoluta e insobornable por, escribe Insausti, un mundo regido por la norma de eficacia y pragmatismo. Y, añadido a lo anterior, el espíritu crítico frente a cada idea hecha, a cada juicio prefabricado. 

Desde su sofisticada educación, desde ese punto suyo de observación absolutamente personal y fresco, Smith elabora varios volúmenes de textos que llama Trivia, que Insausti inteligente inventor de Smith en español explica así: ¿Qué son pues las trivialidades? Una serie de breves observaciones sobre la condición humana que parten a menudo de la vida de la gran ciudad caracterizada por el esnobismo, la vanidad, la notoriedad, la búsqueda del éxito, etcétera y que arrancan en situaciones cotidianas: las veladas tediosas, el bullir de las calles céntricas, la lectura del Times, un viaje en metro, el encuentro con una vecina. (&). Smith deliberadamente descarta todo atisbo de heroísmo, cualquier anécdota que pudiese dar lugar a un gran relato, para ejercitar sus dotes de observación sobre esa materia menuda y familiar.

Smith publicó varios volúmenes de trivialidades desde 1902; luego en 1917 y 1921 aparecieron nuevas entregas y en 1933, todos los anteriores reunidos con tres series que estaban inéditas. De ese conjunto, Insausti escogió la muestra de trivialidades que trae este libro.

La otra parte es la selección que hace Insausti del único libro de aforismos que se conoce de Smith, Pensamientos tardíos (1931). Hay allí auténticas joyas.

Más que hablar de él ya en el prólogo se habla lo suficiente y con tino, me gustaría que aquellos que les guste gozar leyendo y hayan llegado hasta acá, disfruten de la escritura de Smith. Primero transcribo una serie de aforismos, que él llamaba pensamientos, y después algunas de sus trivialidades. Que los saboreen.

PENSAMIENTOS
– ¡Cómo enfurece a la gente que le digamos las cosas que pertenecen a su silencio!
– Todos los espejos son mágicos: nunca podemos ver nuestro rostro en ellos.
– ¡Qué exquisitamente irónico es el placer que podemos obtener de nuestros desengaños!
– El sonido es más que el sentido.
– La mala fama es un inconveniente al principio, pero proporciona mucho lustre con la edad.
– Qué encantadoras las voces de los jóvenes cuando no pueden oír lo que dicen.
– No te rías de un joven por su afectación: sólo está probando un rostro tras otro hasta dar con el suyo.
– Los que se prestan a servir a su vez a Dios y al dinero pronto descubren que no hay ningún Dios.
– La mayoría de la gente vende su alma y vive de lo recaudado con la conciencia tranquila.
– Cómo enfurece a un fanático tener que confesar sus convicciones.
– Es intolerable para nuestro pensamiento la idea de que las personas que detestamos son encantadoras si así lo juzgan otras personas encantadoras.
– Los que desprecian a todos los demás viven más aterrados que ningún otro por el desprecio de los demás.
– No des obsequios irremplazables a amantes a los que vas a reemplazar.
– El acto carnal es una base demasiado inestable para construir sobre ella el edificio de la vida.
– La desgracia de ser rico es que tienes que vivir con gente rica.
– No puedes estar a la moda y al mismo tiempo sobresalir.
– Los ricos deberían vivir aparte, como los leprosos, para evitar que contagien a los demás.
– Suponer, como suponemos todos, que podríamos ser ricos y no comportarnos igual que se comportan los ricos es como suponer que podríamos beber todo el día y mantenernos sobrios.
– Si quieres que te tomen como un mentiroso, di la verdad.
– ¡Qué repleto está el mundo de ángeles caídos!
– Uno puede aburrirse hasta el punto de que el aburrimiento se convierte en una experiencia mística.
– Las palabras no son simples palabras: unos pocos sonidos inaudibles pueden encadenar a dos personas para siempre.
– La prueba de una vocación es el amor por la rutina que comporta.
– Los artistas que no aman su arte son más numerosos y más infelices de lo que imaginamos.
– Esclavitud e infamia son los merecidos castigos que lleva aparejado el éxito.
– El arte de escribir consiste en lograr con palabras que las personas sean reales por sí mismas.
– Si estás perdiendo la gracia, cuidado: tal vez estés perdiendo tu alma.
– Los escritores que escriben por dinero no escriben para mí.
– El proyecto de ganar dinero con una obra popular y luego retirarse con las ganancias a hacer la verdadera obra, la buena, es la más habitual de las trampas diabólicas para los artistas.
– Lo que me gusta en un escritor no es lo que dice sino lo que susurra.
– Todo escritor, por modesto que sea, lleva una furiosa vanidad encadenada como un loco en la celda acolchada de su pecho.
– Si estás al día de hoy, qué desfasado parecerás mañana.
– El que va contra la moda también es un esclavo.
– Me gusta caminar por la calle Bond y pensar en todas las cosas que no deseo.
– Los aforismos son almendras saladas y no garrapiñadas en el banquete de la razón.
– La gente dice que lo auténtico es la vida, pero yo prefiero la lectura.
– La miseria de los jóvenes es que tienen que leer los libros de los otros.
– No permitas que los jóvenes te confíen sus sueños: los abandonarán y te abandonarán a ti.
– Privar a los ancianos de sus temores es tan cruel como arrancar de los brazos de los niños su osito de peluche.
– Gracias a Dios se ha ocultado el sol y no tengo que salir a disfrutarlo.
– Dadme una cama y un libro y soy feliz.
– Me levanté esta mañana con una estoica fortaleza mental. Luego: me sumé a la escuela de Epicuro. En el desayuno fui materialista y después idealista, y mientras fumaba el primer cigarrillo convertí trascendentalmente el mundo en un gas. Pero cuando empecé a leer el Times ya no tuve dudas sobre la existencia del mundo exterior.

ALGUNAS TRIVIALIDADES
LAS LABORIOSAS ABEJAS.- A veces, sentado durante horas a la sombra de un manzano, cerca de las colmenas del jardín, bajo los caminos aéreos de esos mercaderes de la miel, cuando en el calor del mediodía se oye su minuciosa industria, o cuando se ocultan en muchedumbres del último sol para dedicarse a sus labores nocturnas, he pedido una lección a las abejas. Sí, he intentado apropiarme de su ejemplo de laboriosidad.
Y, sin embargo, maldita sea, ¿quién tiene derecho a erigirse en profesor y quién en alumno? ¿No había, para esos insectos malhumorados, sobrecargados de trabajo, utilitarios, una lección que entresacar del espectáculo que era yo? Contemplándome con sus miríadas de ojos desde sus fábricas sin alegría, ¿no aprenderían por fin no les enseñaría yo, por fin un modo más generoso y más sabio de acendrar esa hora luminosa?

CONVERSACIÓN.- De vez en cuando las puertas están cerradas y se corren las cortinas tras un grupo de espíritus libres, tiene lugar el milagro y comienza una buena conversación. Es una iluminación súbita, un brillo que puede ser de unos santos cirios o, lo que es más probable, del resplandor que rodea un caldero de cotilleo.
¿Existe éxtasis o embriaguez como ésta? ¡Hablar, hablar de las personas hasta convertirlas en monstruos, hablar de uno mismo y desnudarse de todo ropaje, hablar de Dios desde su Cielo y convertir todo lo que hay en el mundo en un destellante tejido de frases!
Estos raptos pentecostales, estas emanaciones del espíritu sólo pueden ocurrir rara vez, de otro modo el universo mismo se trocaría en palabras y se volatilizaría.

CONSUELO.- El otro día, deprimido en el metro, intenté animarme pensando en las alegrías de nuestro destino humano. Pero no había una sola que me importara un comino: ni el vino, ni la amistad, ni la comida, ni el amor ni la conciencia de la virtud. ¿Mereció pues la pena tomar el ascensor hacia un mundo que no tenía nada menos trillado que ofrecerme?
Entonces pensé en la lectura, en la agradable y sutil alegría de la lectura. Fue suficiente esa alegría intacta pese a la edad, ese vicio civilizado e impune, esa embriaguez egoísta, serena y vitalicia.

TRANQUILIDAD.- Miro mi abrigo y mi sombrero colgados en el vestíbulo con tranquilidad. Porque aunque salga hoy con una personalidad ayer tenía otra distinta. Son mis ropas quienes mantienen unidos, abotonados, mis distintos yos y permiten que esas piezas, de otro modo irreconciliables elementos de fenómenos psicológicos, pasen por otra persona.

EL FANTASMA.- Cuando la gente habla de fantasmas y de hechizos no menciono nunca la aparición por la que estoy maldito, el espectro que como mi propia sombra me sigue por las calles: esa imagen o fantasma, tan familiar, tan semejante a mí pero tan aborrecible que asoma en los escaparates o salta de los espejos para abordarme.
                                                 Logan Pearsall Smith

Diccionadario

«Que cada palabra lleve lo que dice. Que sea como un temblor que la sostiene. Que se mantenga como un latido. Rafael Cadenas.

Tomado de Diccionadario (Editorial Pre-Textos):

Calimento: comida típica de Cali.
Tardiólogo: médico que llega tarde.
Talado: apócope de está-al-lado, tá-al-lado, ta-lado.

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«Darío: fantástico, ameno. Selecta muestra de talento literario lo incluido en este Gozar Leyendo. Gracias siempre por estos regalos». Yezid Morales.

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