Noviembre-2020, segunda quincena

Apuntes, d.j.a.

Melville en Jerusalem (Eafit) de Vicente Quirarte.-

Hace poco más de un siglo, exactamente hace 104 años, se publicó por primera vez en castellano un libro de poesía que intercalaba prosas deliberadamente incorporadas al texto poético. Su autor, un casi muchacho de 35 años, siempre lo consideró su mejor libro y aun después de haber ganado el premio Nobel seguía pensando lo mismo. El libro se titula Diario del poeta reciencasado y su autor se llamaba Juan Ramón Jiménez.

melville

Me cobijo bajo la sombra de tan frondoso árbol para referirme a Melville en JerusalemMelville en Jerusalem va más allá porque, además de los textos sobre el autor de Moby Dick o sobre Baudelaire, hay una preciosa prosa escrita por una casa famosa, la Villa Diodati; es la casa quien habla, ese hermoso edificio ginebrino donde se reunieron unos ingleses en 1816, entre ellos Lord Byron y Shelley, y donde fue concebido Frankenstein por Mary Shelley.

Además de estos textos en prosa, además de los hermosos poemas en verso que incluye el libro, hay también textos que parecen habitar en la frontera entre la prosa y el verso, como las Variaciones sobre el ángel alado.

Hay un aspecto que merece destacarse en Melville en Jerusalem, que es la multiplicidad de voces en primera persona que se valen del poeta para hablar. En primer lugar está la voz de Herman Melville. Y también hablan Jeanne Duval, la amante de Baudelaire, y hasta el mismísimo Lord Byron abre su boca antes de cerrar el libro. Lo principal es el efecto de conjunto, tan emotivo, tan lúcido, tan sutil al que llega Quirarte en este libro, gracias a los hermosos poemas que contiene.

TODOS somos de nuevo, como el día.
La diaria ablución nos salva de nosotros,
de la criatura infecta que nos vive
y en lo oscuro se nutre de lo oscuro.
Victoria momentánea, brillo eterno
de ser por un instante vidrio, monte,
abierta ventana hacia el desierto.
Sucede en cada minuto un solo instante
en que lo somos todo. Y nos salvamos.
                         Vicente Quirarte

TAMBIÉN el desierto es mar. También en sus arenas
hay tempestades súbitas, cóleras sin freno.
El desierto no olvida
que alguna vez fue mar.
                         Vicente Quirarte

SUEÑO del ballenero. Una montaña
cubierta enteramente por la nieve
emerge del fondo de los mares.
De blancura imposible, con su brillo
enfrenta al del sol y en su caricia
acendra su belleza desafiante.
Esto se parece al miedo. El mismo
experimentado por el hombre
que vio el cielo partido por el rayo
o presintió el colmillo de la bestia.
También se parece a la belleza.
Anoche soñé
que todos los días eran blancos
y aguardaban las letras cada día.
El desierto y la nada nos enfrentan
al enigma que nunca podremos descifrar.
                         Vicente Quirarte

TUS muslos no me dejan.
Trato de no pensar en ellos y regresan
como si se afanaran
en ser olas de este mar en calma.
Brillan siempre tus muslos,
eternamente jóvenes y elásticos,
delfines en pubertad naciente,
celosos de ser contigo en tierra.
Te desplazas con ellos
ajena a los desastres que provocas,
la interminable guerra que desatas,
la sed nunca saciada de los tactos.
                         Vicente Quirarte

APUESTA lo que no tienes a las jacarandas. A su floración puntual, efímera e intensa, dedica tu mirada. Ocupan el pentagrama del aire y con su actuación anual justifican los trabajos vividos para atestiguar semejante epifanía. Eficacia de la belleza, fe en una reincidencia salvadora e iluminadora: dile a marzo que no se vaya todavía para que las jacarandas retrasen su estallido y al hacerlo instauren su reino amenazado. Te salvarás, al menos por instantes, del naufragio mayor: el vivido cuando hemos dejado de ser uno en el otro.
                         Vicente Quirarte

La sed de las palmeras (Angosta) de Juan Vicente Piqueras.-

En general, los juegos de palabras son eso, sólo juego, divertimento, risa. Pero, a veces, como por milagro, el juego de sonidos da un salto a otra cosa, a un nuevo estado de ánimo, a un pequeño milagro. Estoy hablando de una de las más notorias entre las varias virtudes de la poesía del español Juan Vicente Piqueras (1960): ese don del poeta que hace poesía y, a la vez, juega con las palabras. Piqueras es un poeta cercano, mejor, que se acerca con su voz hecha de intimidad, habla de su origen campesino, de su casa, de su madre, de sus amores, en un tono tal que nada más ajeno a él que la exhibición ni nada más extraño que mirarse en el espejo para hacerle reclamos al espejo.

Piqueras ha sido un eterno viajero. Salió de su aldea valenciana cuando era un adolescente, vivió veinte años en Roma y, antes y después, en Francia, Atenas, Argel, Lisboa; también informa la solapa de La sed de las palmeras que actualmente vive y trabaja en Ammán. Ha publicado quince libros de poesía y muchas traducciones. La sed de las palmeras es una selección tomada de varios de sus libros anteriores con el añadido de algunos poemas inéditos.

TORMENTAS
Hijo de campesinos, fui educado
en el mito y terror de las tormentas.
Un rayo entro por una chimenea
e incinero a un anciano
que estaba haciendo pleita al amor de la lumbre.
Un pedrisco cayo sobre un zagal
y le dejo abultada la cabeza, inservible.
A mi me ha granizado encima y me lo creo.
Nevadas hubo tales que el peso de la nieve
hundio tejados y acabo en estrago
lo que empezo milagro de pureza.
Y un diluvio que convirtio un majuelo
en barrizal de arenas movedizas
donde se hundio un pobre hombre
con su caballeria.
Por eso cada vez que veo un relampago
me estremezco con el, me asusto, espero
que suene el trueno, pienso
en el miedo heredado de mi madre,
la veo persignarse, y algo en mi
se persigna tambien ante el furor del cielo,
ruega que no se lleve la cosecha.
De que cosecha hablo, por que tiemblo.
                         Juan Vicente Piqueras

YO QUE TU
Yo que tu me amaria, llamaria,
no perderia tiempo, me diria que si.
No dudaria mas, escaparia.
Daria lo que tienes, lo que tengo,
por tener lo que das, lo que me dieras.
Me soltaria el pelo, lloraria
de gozo, cantaria descalza, bailaria,
le pondria a febrero un sol de agosto,
moriria de gusto, no pondria
ningun pero a este amor, inventaria
nombres y verbos nuevos, temblaria
de miedo ante la duda de que fuese
solo un sueno, me iria
para siempre de ti, de alli, conmigo.
Yo que tu me amaria.
Me diria que si, me faltaria
tiempo para correr hasta mis brazos,
o al menos, que se yo, responderia
a mis mensajes, a mis tentativas
de saber que es de ti, me llamaria,
que va a ser de nosotros, me daria
una senal de vida, yo que tu.
                         Juan Vicente Piqueras

PEROS Y PERAS
Mi alma es un olmo. No le pidas peras.
Pidele lo que quieras, pide peros,
pero no pidas nunca lo que esperas.
El pero no madura pero espera.

Yo es pero, el tiempo es pera que madura.
El pero es como el olmo, no da peras.
La espera es quemadura cuando hay peros.
La espera es pera, pero, quemadura.

El pero es lo peor, lo que mas quema.
El pero es lo que mas me desespera.
Mi alma es un olmo. No le pidas peras.

Pidele lo que quieras, pierde peros.
Pideme, pero mio, lo que quieras,
y no pongas mas peros, ¿a que esperas?
                         Juan Vicente Piqueras

LO POCO QUE SE
Se que la pena no vale la pena.
Se que la dicha no puede ser dicha.
Se que el amor, esa mision salvaje,
delicada, imposible, es la unica forma
de estar en este mundo sin errar.
Se que la muerte lo resuelve todo.
Se que la muerte, no, quiero decir la vida,
es un jilguero en un arbol desnudo
o en un almendro en flor,
cantandole a la luz,
dando gracias al cielo por todo
sin saberlo.
                         Juan Vicente Piqueras

Diccionadario

«Mediante la palabra, el ser humano se encuentra conectado con lo que es el lenguaje de las cosas. Por ello, dado que la palabra humana es el nombre mismo de las cosas, no podrá aquí reaparecer la idea (propia de la concepción burguesa del lenguaje) de que la palabra sólo guarda relación accidental con cada cosa, que la palabra es signo de las cosas (o que es un signo de su conocimiento) que se estableció por convención. El lenguaje no da nunca meros signos». (Walter Benjamin)

Tomado de Diccionadario (Pre-Textos):
Pizcado: pequeño pez.
Carcajajada: risa muy estridente.
Amuchalipsis: bastante más terrible que el apocalipsis.

Avisos y noticias

Carta abierta a Louise Glück y a Andrew Wylie-. Hace unos días circuló una carta de apoyo a la editorial Pre-Textos, que durante catorce años publicó a la poeta estadounidense Louise Glück. La carta, iniciativa del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires y la revista Buenos Aires Poetry, ha sido firmada por escritores, traductores, editores y periodistas de muchas latitudes, como puede verse aquíEn Luna Libros también nos solidarizamos con esta editorial que ha apostado por la poesía de manera genuina, más allá de las leyes del mercado, durante más de cuarenta años. 

Números anteriores de Gozar Leyendo.- Consulte todas las entregas de Gozar Leyendo en www.lunalibros.com/blog/

Suscripciones.- Si desea recibir Gozar Leyendo en su correo, solicítelo gratis a la siguiente dirección: gozarleyendo@lunalibros.com La misma dirección para sus comentarios. Reenvíelo a sus amigos o, si lo prefiere, suscríbalos: basta que nos envíe su dirección.

De nuestros lectores.-
«Hola Darío: no tenía ni idea de la existencia de Alexandre O´Neill. Leí los tres poemas con enorme alegría y un dejo de dolor. Un pequeno absurdo a veces es suficiente para salvar. El de hoy fueron esos poemas. Me huele que cuando obtenga el libro voy a encontrar muchos poemas que me habría gustado haber escrito, entonces tendré un hermano nuevo en casa o en la mochila. Un abrazo». Gabriel Jaime Franco.

«Gracias querido Darío por tu incitación a la lectura de poetas que desconozco, como Alexandre, y que leeré. Siempre con admiración por tu obra. Te envío un fuerte abrazo». Javier Lostalé.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *