Junio-2022, primera quincena

Apuntes y subrayados, d.j.a.

Eduardo Mitre, A cántaros (Pre-Textos).-

Eduardo Mitre (Oruro, Bolivia, 1943) es uno de los más notables poetas de la lengua, hoy. Con el tiempo, y una disciplina fronteriza con lo ascético, su poesía ha ganado en transparencia y en una difícil sencillez para invocar hechos del pasado y convertirlos, por la vía de lo directo, en una poesía plena de emoción y de significados. Una extraña devoción a las palabras me vistió de maestro y pasé los años enseñándolas a tantos ojos, oídos y voces: Mitre ha vivido por muchos años en Nueva York y actualmente trabaja en Saint Johns University. En Gozar Leyendo # 47 (espichar aquí) apareció un poema de su libro anterior, La última adolescencia. Los que siguen son poemas de un libro que acaba de aparecer, A cántaros:

libro Luna

PELOTA DE FÚTBOL
Crecer fue verla rodar por el suelo
de tierra, cemento o césped,
y correr a su encuentro.
Constante objeto de deseo,
como el amor y la música
inflamó nuestros cuerpos.
Nadie nos enseñó como ella
la puntual correspondencia
entre el espacio y el tiempo.
Inmóvil, serena en su centro,
aguarda a que la toque
la gracia del movimiento.
Entonces ¡qué oleajes levanta
al cruzar rodando el travesaño
o rebotar en un parante!
Instantánea como un rayo,
o dibujando una parábola
ingresa triunfal en el arco
Partiendo el árbol del entusiasmo
en ramas que brotan de júbilo
Abandono este campo de líneas
y me recuerdo entrando a la cancha
con ella entre el pecho y la mano
                       Eduardo Mitre
TACTO
La yema del dedo índice de mi mano
aún recuerda muy bien
el número de tu teléfono
que, ingrata, mi memoria ha olvidado
                       Eduardo Mitre
LLAMADOS
Nunca me sentí profeta
ni poeta surrealista
pero hay versos que me despiertan
para que los escriba.
                        Eduardo Mitre

Ana Blandiana, Mi patria A4 (Pre-Textos).-

Dice Viorica Patea en el prólogo de este muy hermoso libro: el lugar que Ana Blandiana [1942] ocupa en la cultura rumana es comparable al de Ana Ajmátova o de Václav Havel en la literatura rusa o checa. Encarna el arquetipo del escritor cuya obra y vida asumen el destino colectivo. Al igual que ellos, Blandiana es el símbolo de una conciencia que no se deja doblegar por el poder totalitario, una figura que, ante los que detentan la razón de la fuerza, responde con la fuerza de la razón unamuniana.

libro Luna

QUÉ DIFÍCIL ES ACARICIAR
Qué difícil es acariciar las plumas de un ángel
Por muy cerca que esté, rehúye el roce;
Por miedo a que lo atrapes,
Da vueltas, regresa su aleteo inaudible,
Es el único sonido que puede producir.
Ellos, los ángeles, no saben hablar,
No son adecuadas las palabras
Para su expresión,
Su mensaje mudo es la presencia.
Suelen acercarse
Para envolverte con su aura,
Pero enseguida se alejan, atemorizados por la intimidad,
Protectores, pero no familiares.
Dejan siempre una distancia por la que
Mis palabras se arrastran para alcanzarlos,
Sin saber si no son demasiado débiles para llegar a su oído.
¡El hándicap de la fe!:
No saber si te están escuchando, ni si escuchas.
De todos los sentidos sólo queda el sueño táctil
De acariciar, sin asustarlo, las plumas de un ángel&
                             Ana Blandiana
ORACIÓN
Dios de las libélulas, de las mariposas nocturnas,
De las alondras y de las lechuzas,
Dios de las lombrices, de los escorpiones,
De las cucarachas de la cocina,
Dios que a cada uno has enseñado algo distinto
Y que sabes de antemano todo lo que le pasará a cada uno,
Me gustaría saber qué has sentido
Cuando has establecido las proporciones
De los venenos, colores y perfumes,
Cuando en un pico pusiste el canto
Y en otros el cacareo,
En un alma el crimen y en otra el éxtasis,
Daría cualquier cosa por saber si tuviste remordimientos
Porque a unos los hiciste víctimas y a otros verdugos,
Igual de culpable ante todos
Porque a todos los has puesto frente a hechos consumados.
Dios de la culpa por haber decidido a solas
La proporción entre el bien y el mal,
La balanza mantenida en equilibrio con dificultad
Sobre el cuerpo ensangrentado
De tu hijo que no se parece a ti.
                                 Ana Blandiana
LA HERIDA
Alguien enrolló un alambre
Alrededor del cerezo,
Hiriéndolo profundamente sin piedad,
Pues no sabía que a un cerezo se le podía herir
(Sócrates decía, me parece, que los hombres pueden ser malos
Por su ignorancia);
Y de él empezó a sangrar abundantemente un líquido pegajoso
De color marrón, semejante al ámbar,
Como el de un animal apuñalado, no el de un árbol.
En pleno verano sus hojas han palidecido
Como si de tanto dolor hubieran mudado el rostro.
Después de descubrir el alambre
Nuestro cerezo se está muriendo, dijiste, como si de un familiar se tratara,
Y empezaste a extraerlo despacio,
Con cuidado para no hacerlo sufrir,
Observándolo, de vez en cuando, con la mirada
Para comprobar si la operación le dolía.
¿Crees que se salvará?, me preguntaste al final.
Claro que sí, te contesté,
A sabiendas de que el cerezo nos escuchaba.
                                      Ana Blandiana

Clive James, Fin de fiesta. Últimos poemas (Pre-Textos).-

El reconocimiento de Clive James (Kogarah, Australia, 1939-Cambridge, 2019) como crítico y presentador de televisión a largo de la segunda mitad del siglo XX en el Reino Unido, acaso ocultó su relevancia como uno de los poetas más valiosos en su idioma y en su tiempo. Por lo menos en cuanto a sus traducciones al castellano, que acaban de comenzar con la edición de la antología de sus últimos poemas, traducida por Luis Castellví Laukamp bajo el título de Fin de fiesta. Aquí, ya retirado, James mira frente a frente a la muerte, repasa esa cercanía con intensidad y con honda emoción poética. Un libro fuerte.

libro Luna

ARCE JAPONÉS
Tu muerte ya cercana será fácil.
Te apagas lentamente y sin dolor.
Te cuesta respirar.
Es incómodo. Siempre que se agota
la energía. No el juicio ni la vista.
Se agudizan, de hecho. ¿Advertiste
la gracia suave de la fina lluvia
sobre el pequeño arce,
muros de adobe del jardín rociados,
salón de espejos, Cámara de Ámbar?
Con el caer del sol aumenta el lujo
de ver el resplandor que alumbra el aire.
El brillo nunca cesa.
Tras mi muerte, vendrá siempre que llueva.
Mientras viva, disfrutaré mi parte.
Mi hija trajo a casa el arce nuevo.
En otoño, sus hojas serán llamas.
Aguantaré hasta entonces.
La visión concluirá con mi partida.
Aunque la vida siga indiferente:
traspasando el portal hasta mis ojos,
riada de colores, vivirás
mientras mi mente muere,
marcada por un mundo que lució
al fin radiante, antes del final.
                                      Clive James
DEMASIADOS POETAS
Demasiados poetas recargan sus estrofas,
pero la melodía no resulta.
Puesto con calzador, el contenido
queda asfixiado por un gran afán:
decir algo importante (a costa de la música).
Según sir Philip Sidney, carecen de voz propia.
Los poetas auténticos deben andar cantando
mientras sollozan como Arnaut Daniel.
Ningún texto merece conservarse
si el autor no comprende esta evidencia.
También deben leerse los poemas
en voz alta a los otros, ver si prestan oídos
o marchan desdeñosos. La poesía es pública
en un cierto sentido. Tan cruel como el amor,
el genio deseado no alcanza a todo el mundo,
solo a los elegidos. Los dioses en lo alto
tumbados en sus nubes nos miran con pereza.
Otorgan arbitrarios laureles a la gloria
a un literato sordo. Para ellos solo un juego,
mas no para nosotros, pues aunque tal vez haya
demasiados poetas, todos alimentamos
la fe en el gran misterio, el arte fluye.
Ánimo, amigo, todo lo que escribes
persistirá por siempre, o al menos por un tiempo.
                                  Clive James

Wilson Pérez Uribe, Estudio de las pérdidas (Pre-Textos).-

Un hermoso libro, un libro único en su factura y en su escritura. Incluido por sus editores en una colección de narrativa, sin duda puede leerse como una breve novela, en la que hay una continuidad en los hechos y mucha coherencia con el título. Pero es también un libro de poesía. Por la atmósfera que logra crear, por el poder evocativo que adjudica a los hechos que narra.

libro Luna

En general cuando a uno le dicen que tal o cual novela tiene una prosa poética, la primera intención consiste en encontrar donde esconderse de un bodrio largo e inspirado. Aquí no. Aquí la lectura es un placer y tiene un contenido emocional altísimo. Tratado de hacer anatomía, descripción de la forma de operar el relato, encuentro que esos párrafos, esos minicapítulos en que está distribuido el texto, facilitan la lectura; pero, además, el uso de las enumeraciones es espléndido. Casi siempre la enumeración termina siendo un recurso facilista; pero no es el caso de Pérez, que utiliza ese procedimiento para unos crescendos emocionales que adentran la lectura en el terreno de la poesía.

En Estudio de las pérdidas hay una sutilísima finura para escoger los detalles que nos lleven por este duro inventario de pérdidas la primera casa, la madre y cada una de ellas la madre, la casa también símbolo de la otra, la casa metáfora de la madre, la madre metáfora de la casa.

Wilson Pérez Uribe es colombiano y nació en 1992.

A continuación, una breve muestra de Estudio de las pérdidas:

La escritura corresponde a una vaga colección de recuerdos que ceden entre sí. No están ordenados. No hacen parte de una voluntad que pueda recuperarlos tal cual son, con sus texturas originales y matices diversos. Permitámosles brotar de su cáscara a su modo, en el tiempo verbal que exijan, sin más trabas que la de inundar un presente que pobremente se siente justificado. Al menos este libro de la memoria escapa a toda solemnidad. Sin ser un efugio confiable, habitemos ese paisaje a medias conocido. Quizá se escuche allí la música primitiva de la lluvia sobre la ventana o llame la atención el silencio con el que un niño repasa juiciosamente el alfabeto.
                                                                                   Wilson Pérez Uribe

Creí perderlo todo, una vez, de manera definitiva. Como un tajo, de improviso. Allí habían quedado las horas tempranas en que mi padre ordeñaba las vacas y mi madre preparaba el huerto para la siembra. Todo es una larga enumeración. ¿Se puede sentir el adiós? No teníamos mar; teníamos el cielo. Las nubes fueron olas y la noche era la grata música de la marea. Querría haber guardado en las fisuras de la piel ese camino que nos alejaba de la casa, y tras él la abundancia de una emoción de pájaros siempre merecida. Las hojas compactas se balanceaban sobre la cabeza de aquel niño caminante. No había escuchado aquellas palabras, como siempre, nunca, nada. La inocencia tenía pocas sílabas y en ella esperaba la fragancia de la leche recién hervida, de la hierba tocada por el último sol, de la permanencia de un presente al que no me había acostumbrado a recordar.
                                                                                        Wilson Pérez Uribe

El antes de la escritura: las manos y su necesidad de adobarse con tierra húmeda. Escribir con la memoria de haber tocado la raíz de la vida, la carnosidad del tiempo, la parquedad de un árbol recién plantado.
                                                                                       Wilson Pérez Uribe

Escritura corta, sostenida en el aire de su vuelo. Por lo mismo, escritura que se desbarata en el dolor y en la pérdida. Escritura desnuda que no la ocupan otros oficios que el de relatar la vida con su mayor rotundidad.
                                                                                        Wilson Pérez Uribe

Diccionadario

El arte no crea nada que pueda subsistir sin entusiasmo (Robert Musil).

Tomado de Diccionadario (Pre-Textos):
Calmendro: árbol sedativo.
Bobeso: gordo y tonto.
Conversensaciones: charla muy animada.

Avisos y noticias

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Felicitaciones por la crónica sobre Machado. Excelente. Y el Diccionadario, magnífico.
Luis Carvajal.

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