Una biografía subjetiva del autor de María (1867), narrada en la voz de su esposa Felisa González: “A pesar de las continuas separaciones, a pesar de la rabia y la impotencia, me hace feliz saber que soy la mujer junto a quien Jorge ha vivido más tiempo. Ahora puedo amarlo libremente, sin sospechar que añora a otras. Lo amo con un sentimiento protector, que nada podría destruir. Aun sin proponérmelo, le he perdonado todo: la soledad, la distancia, los sueños irrealizables, los fracasos, sus aventuras. Me siento orgullosa de él, de lo que ha hecho por el país, por la literatura, por nosotros. Siempre supe que algún día Jorge sería del todo mío. Ese momento ha llegado y pienso vivirlo íntegramente, antes de que la muerte me lo arrebate.”asdf

Los textos de este libro hablan sobre trasplantes, extinciones e invasiones y buscan contribuir al inventario de ficciones e iconografías de las plantas. Reúnen especies reales e imaginarias, provenientes de intereses, preferencias e historias de vida propias y ajenas. Forman una especie de diario imaginario sobre presencias y ausencias, representaciones y perplejidades de la flora en un momento de dificultad extrema. Pretenden armar una constelación de ornamentos, árboles, comidas, venenos y seres vegetales conocidos y no conocidos. Provienen del recuerdo y la experiencia, pero también de diversas representaciones literarias, científicas y artísticas que demuestran que las plantas se mueven y aprovechan para ello su gran inteligencia.

Caminos del moriche. Cuaderno vegetal de La vorágine es un diario de lectura con la flora, un relato de viaje por un libro forestal. Es un experimento ensayístico y jardinero que busca identificar en la política un producto de la imaginación y en las ficciones un agente de futuro. Es un intento de representar el asombro ante una novela publicada hace un siglo, pero de una inquietante actualidad al leerla a la luz de la subjetividad vegetal. La vorágine de José Eustasio Rivera intentó abandonar el especismo y conceder a las plantas un papel privilegiado en la historia humana, esa misma que prefigura una inminente destrucción, pero también un esbozo de ruta enseñado por el movimiento de las plantas.