noviembre-2014, segunda quincena
Apuntes, d.j.a.
Una introducción a Octavio Paz.-
Así se titula el breviario editado por el Fondo de Cultura Económica y escrito por Alberto Ruy Sánchez. Impecablemente escrito, este libro es la síntesis perfecta. Hace un relato cronológico de su vida y dedica su discurso a lo principal de Paz, que fueron sus poemas y sus ensayos. Delicioso, fluido, redondo.
Las citas de Paz.–
Además de la información esencial sobre el poeta y ensayista, el libro de Alberto Ruy Sánchez está ilustrado con hermosas y deslumbrantes citas de Paz y con agudísimas observaciones críticas del premio Nobel mexicano.
Ruy Sánchez cita a Octavio Paz.-
Creo que todos los hombres, todos los niños, algunas veces los enamorados, todos nosotros cuando nos quedamos viendo un crepúsculo, o viendo un cuadro, o viendo un árbol, o viendo nada, viendo una pared simplemente, vivimos esos momentos en los que el tiempo se anula, se disuelve: los grandes momentos del hombre son su salida. Es lo que llamo nuestra pequeña ración de eternidad. No sé si tengamos otra pero ésta sí la tenemos y es algo que la poesía proclama. Si la gente leyese más poesía en este siglo podría quizás acceder más fácilmente a esos instantes. No porque la poesía los cree sino porque la poesía los revela .
La poesía exorciza el pasado; así vuelve habitable el presente. Todos los tiempos, del tiempo mítico largo como un milenio a la centella del instante, tocados por la poesía se vuelven presente. Lo que pasa en un poema, sea la caída de Troya o el abrazo precario de los amantes, está pasando siempre. El presente de la poesía es una transfiguración: el tiempo encarna en una presencia. El poema es la casa de la presencia. Tejido de palabas hechas de aire, el poema es infinitamente frágil y, no obstante, infinitamente resistente. Es un perpetuo desafío a la pesantez de la historia .
Volver para qué de Daniel Rivera Marín.–
Editado en la colección Testigos del Fondo Editorial Universidad Eafit, el libro de Daniel Rivera lleva el subtítulo que identifica el tema: crónicas sobre el desarraigo y se refiere a los desplazamientos, regresos incluidos, en la región del oriente de Antioquia.
Volver para qué.–
Ya sabemos el poder de banalización que tiene la sola repetición de las palabras. Pero basta detenerse por unos pocos instantes para darse cuenta de los dramas humanos que marcan vidas y destinos; dramas individuales con cara y sudor, con sangre y heridas y cicatrices; dramas humanos que hay detrás de ese fenómeno, aparentemente frío y estadístico del desplazamiento por violencia. En Colombia ha llegado a hablarse de dos millones de desplazados. En el oriente de Antioquia, nos cuenta Rivera Marín, hubo 175.454 desplazados entre 1997 y 2010. Mucho y no importa que parezca mucho porque en verdad, en el alma de cada uno de esos hombres y mujeres, es mucho más que mucho. Infinitamente más si se mide en dramas y desgarramientos, en llanto y rabia, en brotes de esperanza trunca, en maldiciones y maldades.
El desplazamiento no se borra con el regreso al origen, el desplazamiento es una mancha que no se borra, es un estado del alma, una urticaria individual y social que no se extingue. Y lo que hace este libro conmovedor es localizar, entre tantos y tantos, uno de los escenarios de este drama y contar lo que sucede allí, ese Sísifo eterno del que se va y regresa. Este libro valeroso, bien investigado y consciente de que se trata de individuos, hombres y mujeres con nombre y tragedia propios, no se regodea en el drama mismo y no muestra el yo del narrador más que en lo justo. Porque es un libro fiel a lo que vio, porque es una crónica sin retórica, con la forma y las palabras que dejan al desnudo y testimonio brutal de lo que sucede a pocos kilómetros de nuestra ceguera.
Octavio Escobar Giraldo.-
No conozco en Colombia un talento mejor para contar historias con los diálogos de sus protagonistas que el del novelista manizalita Octavio Escobar. Ya lo demostró con esa joya que es Cielo parcialmente nublado (Intermedio). Ahora la misma editorial tuvo la buena idea de hacer la edición colombiana de Destinos intermedios, que apareció antes en España, donde mereció elogios de la prensa, como el de Javier Goñi: en esta estupenda novela de Octavio Escobar se disecciona con mucho oficio la sociedad colombiana de su tiempo, con todos sus contrastes y violencias, en una comunidad de voces .
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