Septiembre-2016, primera quincena

Apuntes, d.j.a.

Caperucita Roja y otras historias perversas (Ediciones SM), de Triunfo Arciniegas.-

Una manera infalible de comprobar si un libro para niños es bueno, consiste en que les guste a los adultos. Caso clásico de ese fenómeno es El principito de Saint-Exupéry. Y en el cada vez más rico universo de esa literatura en Colombia el mejor ejemplo es Caperucita Roja y otras historias perversas de Triunfo Arciniegas (Málaga, Santander, 1947), que lleva más de veinte años fascinando a sus lectores. Y con razón, pues es recomendable para el jubilado sesentón que le huye al aburrimiento, para la señora de cincuenta y pico pero que aparenta cuarenta y algo gracias a su afición a los buenos libros; también fascina al individuo que se cree eterno (lo que indica que tiene menos de treinta) y al un poco mayor de treinta que leyó estos cuentos cuando era impúber. Ah y, por supuesto, a los niños, sus primeros destinatarios.

En el primer cuento de este libro el narrador es el lobo y la malvada es Caperucita y ésta es una buena seña de los argumentos que Arciniegas desarrolla con el delicioso desparpajo de quien conversa sus cuentos con humor y fantasía, con sutileza y fluidez. Más de veinte años después de su primera aparición, ya convertido en un clásico de la narrativa latinoamericana destinada a la gente menuda, se reedita esta singular serie de historias que nunca se han agotado en la primera lectura, como corresponde a los cuentos que los niños se hacen repetir interminablemente. Ahora, en la edición de SM ilustrada por Mateo Rivano, aparece una postdata de reciente escritura que se añade al libro con naturalidad.

La última adolescencia (Pre-Textos), de Eduardo Mitre.-

El título del último libro del más notable poeta boliviano de nuestro tiempo, Eduardo Mitre (Oruro, 1943), alude al comienzo de la vejez: sin darse uno cuenta, / sin poder creer, / insólita como la adolescencia, / la entrada a la vejez. Es admirable la contención de los versos de este libro, su distancia con el dramatismo de la situación la casi vejez, la vejez, su emoción honda, tan lejos del sentimentalismo.

Un poema de La última adolescencia de Eduardo Mitre.-

Íntima
Cada vez más pienso en ti
ya sin imágenes,
sin recordar casi.
Te me has vuelto un adentro
donde no cabe nadie
sino la luz y el aire
y tu nombre esquivo
como una mariposa
posada en el silencio
lista para alzar vuelo
apenas mis labios
se aproximan para nombrarte.

Música de fondo (Pre-Textos) de José Luis Vega.-

Poesía que explicita sus raíces, que pareciera necesitada de mencionarlas, de reivindicarlas, de afincarlas: los lugares y personajes de la antigüedad clásica, poetas norteamericanos y alemanes, en fin, la más rancia y sesuda y sabia tradición de la poesía es convocada en este libro del poeta puertorriqueño José Luis Vega, para decir de diferentes maneras algo que enuncia en el primer poema:

Algo que no se oye,
suena en el fondo de todo.
Una palabra, un logos,
un ruido de oro cósmico,
y yo casi lo oigo.
No por santo ni loco,
ni filósofo.
Lo oigo como un sordo
que en un bar, ebrio y solo,
escuchara de pronto
el sonido, al caer,
de un vaso roto.

Otro poema de José Luis Vega tomado de Música de fondo.-

Todo tiene su número
Todo tiene su número marcado.
Una rosa en su espina, mucho menos.
Un árbol viejo y sabio, varios siglos.
Un ruiseñor con suerte, siete años.
Una mosca doméstica, ni un mes.
Todo tiene su número en sí mismo.
Pero el hombre es el único que cuenta.
El resto a sus asuntos, las nubes
a su tránsito, el río a su discurso,
el gavilán a su único polluelo necesario.

Nu)n(ca (Sexto Piso) de Luigi Amara.-

Alrededor de 1962, el fotógrafo francés Onésipe Aguado (1830-1893) tomó una foto de la cabeza, la nuca y parte de la espalda de una mujer vista por detrás. La foto (30,8 x 25,7 cm) está en la colección del Museo Metropolitano de Nueva York y puede verse en internet. El poeta mexicano Luigi Amara (1971) le dedica este libro, íntegramente, a esa foto, a esa mujer, a ese misterioso retrato. Hermoso libro lleno de conjeturas, de sutilezas, donde titula algunos de los poemas con imágenes visuales que son fragmentos de ese retrato. Transcribo el último poema de este singular libro:

Igual que la mujer
de Lot,

no volteará

dos veces;
es ya una encarnación
de lo invariable,
de las rancias rutinas que nos llevan
al mismo umbral del desengaño,

no volteará por más

que la hostiguemos,
por más que le imploremos
con los ojos cerrados,
no cederá al acoso, al recomienzo
de procurarla a tientas,
no volteará
porque no tiene rostro,
porque su rostro es todo aquello
que nos falta,
lo fijo que se escapa
en el torrente,

lo que no fue

y vuelve
como Niágara negro,
lo que se filtra y deja rastro
de su polvo,
lo que no espera

y no tuvimos

y resbala,
lo que renuncia
y no tocamos

pero mancha,

lo que nunca.

Nunca

Diccionadario

La palabra desierto es en sí misma un desmentido de sí misma (Inger Christensen).

Tomado de Diccionadario (Editorial Pre-Textos):

Grigrulla: cruce de grillo con ave.
Gatarbán: felina perversa.
Chimpanzacé: primate muy gordo.
Finosaurio: un dinosaurio, pero de mejor calidad.
Mujerciélago: mitad dama, mitad mamífero volador.

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