Marzo-2018, segunda quincena

Apuntes, d.j.a.

Barbazul (Hermida), de Kurt Vonnegut.-

El vaivén de la fama: a fines de los sesenta, Kurt Vonnegut (1922-2007) era un cuarentón que ya había escrito una de las novelas ya clásicas de la ciencia ficción, Las sirenas de Titán. Y era, también entonces, uno de los más demoledores críticos de la guerra, de las guerras que libraban los Estados Unidos en su rol de nuevo imperio, en Matadero Cinco. Luego vino una especie de ¿muerte?, de silencio acerca de lo que escribió. En el número 23 de Gozar Leyendo (quien quiera verlo espiche aquí) registré la resurrección de este formidable y ya permanente escritor de Indianápolis con las reediciones y nuevas traducciones de Sexto Piso, Malpaso y La Bestia Equilátera. Ahora se suma Hermida Editores con Barbazul, una novela de 1984 escrita después de un intento de suicidio. Se trata de la autobiografía de un pintor expresionista abstracto inventado por el propio Vonnegut, Rabo Karabekian, un descendiente de armenios que está retirado en su mansión después de que la mayoría de sus cuadros, pintados cuando Pollock y Rothko estaban en el centro de la escena, se han desmoronado porque la pintura se desprendió de la tela debido a un desacierto técnico. A propósito, el mismo Rabo juzga a sus colegas de aquel tiempo: me escuchó atentamente cuando le hablé de nuestro pequeño grupo neoyorkino, cuyas pinturas no tenían nada en común salvo una cosa: no trataban de nada más que de sí mismas.

Los padres de Rabo eran sobrevivientes del exterminio de armenios a principio del siglo XX: el imperio alemán, aliado de los turcos, envió a observadores militares impasibles para que evaluaran el primer genocidio de este siglo, una palabra que entonces no existía en ninguna lengua, ahora todo el mundo entiende que esta palabra significa un esfuerzo cuidadosamente planeado para matar a todos los miembros, sean hombres, mujeres o niños, de una determinada subfamilia de la raza humana. Los problemas que plantean proyectos tan ambiciosos son puramente industriales: cómo matar a todos esos animales enormes e ingeniosos barato y rápido, asegurarse de que nadie escape y después deshacerse de montañas de carne y huesos. Los turcos, en su esfuerzo pionero, no tenían ni la aptitud para llevar a cabo una empresa tan grande ni la maquinaria especializada necesaria. Los alemanes harían una excelente exhibición de ambas cosas sólo un cuarto de siglo después. Los turcos se limitaron a llevarse a todos los armenios que pudieron encontrar en sus casas o lugares de trabajo o descanso o recreo o culto o educación o lo que sea, hacerles desfilar por el campo y privarles de agua y comida y cobijo, y dispararles y golpearles y demás hasta que pareció que todos habían muerto. Después los perros se encargaron de limpiar aquel maremágnum.

En Barbazul, Vonnegut repite su estilo de capítulos breves y de párrafos cortos plenos de sarcasmo y humor.

Algunas citas de Barbazul.-

-Si un artista quiere aumentar de verdad la cotización de sus creaciones, le recomiendo esto: el suicidio.
-Mi madre tenía intuición respecto a los Estados Unidos, y mi padre no. Ella se había dado cuenta de que la enfermedad norteamericana más extendida es la soledad.
-Ése es el secreto de cómo pasártelo bien escribiendo y asegurarte de alcanzar un alto nivel… No escribes para todo el mundo, ni para diez personas, ni para dos. Escribes para una sola persona.
-Hoy en día, nuestra única industria solvente es la mercantilización de la muerte, dirigida por nuestros nietos, y el mensaje de las principales formas artísticas, del cine, de la televisión y de los discursos políticos ha de ser, por el bien de la economía, éste: la guerra es un infierno, de acuerdo, pero un niño sólo se puede hacer hombre en medio de un tiroteo del tipo que sea, preferentemente, pero de ningún modo forzosamente, en un campo de batalla. 

Mi vida social (Pre-Textos) de Justo Navarro.-

Justo Navarro (Granada, 1953) es mucho más conocido como novelista que como poeta. Ganador de varios premios de narrativa premio Herralde, premio Ciudad de Barcelona también su poesía es notable. Con un tono de conversación, de (falsa) autobiografía, sus poemas son confidencia cruel, revelación, reflexión.

Conversación privada ante el espejo
No es la ropa que deberías
llevar, entre estos muebles que tampoco
aceptas, invasores o cohibidos
animales molestos, y esa cara
no es la cara que alguna
vez inventaste para ti, aunque sea
la cara de los tuyos, con la que fuiste otro
otras veces y ahora.
                 JUSTO NAVARRO

Ángel de la guarda
Diría que he tenido siempre
cerca de mí (dentro de mí, sería más exacto)
un individuo vigilante,
que en los momentos más impropios
tomaba la palabra
en mi contra, o tiraba
un vaso al suelo, o derribaba
al anfitrión o una pared, o se callaba
y era peor. Sería
mejor que se durmiera
alguna vez el yo en el yo.
               JUSTO NAVARRO

Diccionadario

Todo pierde su nombre en la unidad secreta, y la esencialidad de cada cosa se recarga al lúcido amparo de las sombras (Ángel Bonomini).

Tomado de Diccionadario (Editorial Pre-Textos):

Pomarca: región de las pomas.
Malegría: júbilo perverso.
Nolencio: lo contrario de silencio.
Talamidad: luna de miel fracasada.
Cálmata: perro manchado muy tranquilo.

 

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