Septiembre-2018, segunda quincena

Apuntes, d.j.a.

Los pasos del escorpión (Eafit)de Julio César Londoño.-

A raíz del comentario aparecido en Gozar Leyendo # 75 (para ver, espiche aquí) sobre Cuentos exactos, el libro de Julio César Londoño (1953), una mano generosa me entregó Los pasos del escorpión, su volumen de ensayos publicado por Eafit. Es una lectura deliciosa donde la claridad mental va pareja con cierto sentido finísimo del humor. El tema preferido de sus ensayos es la divulgación científica y él estima mucho ese oficio: de la sociedad del brujo y el poeta salió un producto maravilloso, el ensayo de divulgación. Tomar el ensayo como forma, es decir, el lenguaje del pensamiento; aplicarlo a los contenidos de la ciencia, palacio de precisos cristales y afinar el conjunto con el tino y la potencia de la poesía, es uno de los cabezazos más felices de la modernidad. Al respecto, escribe también que dios hizo al gato para que el hombre pudiera acariciar al tigre. Me gusta esta frase por su tersura y porque siento que los ensayistas de divulgación hacemos un trabajo no menos amable: gracias a nosotros, el hombre de la calle puede acercarse a la obra del genio. Somos, pues, una especie de carteros que llevan mensajes complejos en lenguaje simple. Si me lo permiten, les diré que no puedo imaginarme un oficio más lindo, humilde y necesario.

En este volumen hay varios textos dedicados a asuntos científicos; pero también hay un entretenido y muy picante texto que resume la historia de la moda, y otro de chismografía literaria, en fin, Londoño ensaya con varios instrumentos, Londoño es un excelente ensayista.

Algunas citas de Los pasos del escorpión (Eafit), de Julio César Londoño.-

-Como todo lo que encierra ardides, la cosmetología es un sector muy dinámico. Hace treinta y cinco años sólo existían nueve colores de lápices labiales. Hoy la paleta tiene doscientos cincuenta y en tonos que van desde el rojo bermellón, color que grita estoy a punto, pasan por la gama de los tierras, que significan soy distinta, y llegan hasta el negro, un desdén gótico que traduce: vete a la mierda, baby. Pero los más populares siguen siendo los rojos fuertes porque imitan, como el rubor de caja, la afluencia de sangre hacia la superficie de la piel durante la excitación sexual.

-A partir de los años cincuenta, el mundo (&) irreversiblemente plástico: relojes, blusas, zapatos, bolígrafos, balas, autos, válvulas cardiacas, muñecas inflables& Desde los años sesenta, las artes visuales se llamarán artes plásticas, las mujeres fashion serán chicas plásticas y la plasticidad medirá la capacidad de respuesta del cerebro a los cambios del entorno externo e incluso a las lesiones cerebrales.

-El bluyín encierra varias paradojas: es un símbolo de la moda pero es esquivo a los cambios, que son la esencia de la moda. A pesar de ser tan áspero y hermético que parece una versión moderna del cinturón de castidad, se puso de moda justo en los años del destape sexual, en el decenio de los sesenta. Y, tercera paradoja, cubre de modo tan celoso el cuerpo, que termina revelando hasta sus más recónditos detalles.

-La historia de la moda del siglo XX puede verse como un lento streaptease.

-Es tal el peso de la estadística en la vida moderna que ella rige decisiones cotidianas y buena parte de la suerte del mundo. El consumidor compra las marcas más demandadas, las películas y los libros más vendidos, se enamora de los actores más cotizados, adora a los deportistas más caros, prefiere los restaurantes más concurridos y vota por el candidato que puntea en las encuestas, un sujeto que primero lee las encuestas sobre las prioridades de los consumidores y luego redacta su programa de gobierno. Por esto es lícito decir: el líder es un sujeto que sigue a las mayorías. De ahí que podemos decir que la historia se guía por dos pautas: las encuestas y los intereses de mercado, es decir, por cifras.

-Siempre nos han dicho que tenemos cinco órganos señoriales, uno para cada uno de los sentidos. En realidad es un solo órgano que tiene dos metros de área, siete kilos de peso y un bello nombre: piel.

-En el siglo XVI un italiano, Mauritius Frangipani, tuvo una ocurrencia feliz: añadió a los bálsamos alcohol, y el perfume echó a volar. Lo liberó de la materia, lo espiritualizó, lo llevó a su esencia más pura y etérea. ¡Qué obra! aplaude entusiasmado Patrick Süskind. Sólo comparable a las mayores hazañas de la humanidad, como la obra de Platón, la geometría euclidiana, la transformación de las uvas en vino por los macedonios o el invento de la escritura por los asirios.

-Los brujos y los científicos se parecen: ambos quieren explicar fenómenos visibles por medio de fuerzas invisibles (&) Claro que hoy son dos gremios irreconciliables. Los científicos buscan las leyes que rigen el mundo. Los brujos creen que pueden torcerlas. Los científicos operan paso a paso. El brujo conoce un atajo. Aunque hoy los científicos se consideren de mejor familia y los brujos se creen más poderosos, la verdad es que en la antigüedad eran indiferenciables.

-Aunque en los siglos siguientes los caminos del brujo y el científico divergieron, aún es posible encontrar puntos de convergencia, momentos en los que no sabemos si estamos frente a un modelo científico o ante una fábula mitológica. La teoría del big bang, por ejemplo, esa fantástica hipótesis que hace surgir de la nada el espacio, el tiempo, las partículas, las estrellas, las piedras, las flores y los pájaros, es descaradamente mágica. Un universo que sale de la nada no es más lógico que un dios eterno que se saca el mundo de la manga de su túnica inconsútil.

-Las cosas y los seres están compuestos por fermiones y bosones. No hay más. Todo cuanto existe es una combinación de estas entidades mínimas y elementales, es decir, puras. Los olores, los virus, las piedras, los pájaros, las flores, las radiaciones, las estrellas, las auroras boreales y Sofía Vergara no son más que combinaciones de fermiones bosones en un orden preciso. Los fermiones son las partículas últimas de la materia y los bosones son los vehículos de las cuatro fuerzas que ordenan el universo: la gravitacional, la electromagnética, la nuclear débil y la nuclear fuerte.

-En mayo de 1997 el campeón mundial de ajedrez, Gary Kasparov se enfrentó a Deep Blue, joven y promisorio ordenador de la IBM. El ruso ya había derrotado un año atrás a una versión anterior de la máquina con facilidad, pero esta vez las cosas fueron a otro precio: con sus vertiginosos chips ¡capaces de procesar dos millones de posiciones por segundo! Deep Blue jugó magistralmente y ganó el match con un marcador final de 3,5 a 2,5. (&) La pregunta que se hicieron entonces los humanistas, ingenieros de software y teóricos de juegos y de información fue: ¿se ha logrado con Deep Blue la construcción de una máquina más inteligente que el hombre? Personalmente creo que la respuesta es sí.

-La radio, la televisión, el radar, la aviación, el láser, la energía nuclear e Internet, por ejemplo, han sido total o parcialmente resultados de proyectos militares.

-El arma que mejor representa a estos tiempos de barbarie sofisticada se construyó hace cuarenta años. La bomba neutrónica fue concebida por Sam Cohen, un sensato físico norteamericano que vivía preocupado por lo costosas que resultaban las guerras en términos de pérdidas materiales. Conmovido por los destrozos causados por las bombas convencionales en las refinerías, puentes y edificios, inventó una bomba que sólo ataca a los seres vivos. Era una bomba limpia, es decir, que no genera radioactividad porque se limita a destruir los átomos de carbono. Si la tiramos en medio de un banquete de dos mil personas, digamos, podemos matarlas a todas sin quebrar una copa. Si alguien quiere un símbolo de estos tiempos, la bomba neutrónica es perfecta.

-Es difícil saber si vivimos amenazados por la barbarie, o si somos bárbaros que soñamos ser una especie civilizada que tiene pesadillas con los bárbaros.

 

Diccionadario

«¡Cuántas últimas palabras luchan por ser las primeras!»(Stanislaw Jerzy Lec).

Tomado de Diccionadario (Editorial Pre-Textos):

Vanario: pájaro vacío.
Fanario: pájaro fanático.
Taramillo: Jaramillo bobo.
Miedificio: casa de los espantos.
Cerpícalo: pájaro que usa el pico.

 

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De nuestros lectores.-

«Darío, muy agradecido por sus didácticos aportes literarios, conceptos y gratos resúmenes de los libros que apasionadamente lee y nos recomienda. Un abrazo». Hernán Moreno Sierra.

«Gracias. Buen artículo sobre el libro de Clément Rosset». Armando Almánzar-Botello.

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