Febrero-2019, segunda quincena

Apuntes, d.j.a.

La vida que respira (Pre-Textos)de Nicanor Vélez.-

Nacido en Medellín en 1959, Nicanor dejó de vivir en su país desde 1981 hasta su muerte, ocurrida en Barcelona en 2011. Acaso esa ausencia, que fue también ausencia editorial pues publicó sus libros de poemas en España, acaso esa ausencia, digo, haya propiciado el olvido de su nombre en las antologías colombianas y en la producción editorial de su propio país. En verdad fue más conocido y admirado por su portentosa obra como editor. La lista de poetas de cuyas obras fue el responsable editorial en Galaxia Gutenberg es apabullante: Borges, García Lorca, Octavio Paz, Neruda, Cortázar, Valente, Nerval, Rubén Darío y Gil de Biedma. De algún modo sacrificó una notoriedad como poeta en beneficio de desempeñar su oficio de editor. Poco antes de morir, Pre-Textos publicó su último libro donde aparece esa sobriedad, esa hondura lírica que caracteriza sus poemas.

EL LUGAR DEL CANTO
El juego
consistía en fundirse con la nada
en el subsuelo de lo pleno:
raíz de fuego,
pájaro que palpita en sus cenizas
para surgir del fondo de la tierra
y saltar como un pez
que cambia su elemento
para rasgar el aire con sus alas.
Su fin es su principio.
Liberar las palabras:
dejarlas en la cuna de la nada
bajo el estruendo del silencio.
Y gritarán cuando la transparencia
diga:
Que el verbo se haga carne.
                         NICANOR VÉLEZ
LA POESÍA
El poema celebra
o abre la grieta del silencio:
con el dolor, una secuencia
indescifrable de palabras,
intenta recoger
el gesto, y se hace trazo,
intenta dialogar
con esa parte de nosotros mismos
irreductible a las palabras.
El poema no dice:
crea el misterio con su trazo.
Nunca acaba su gesto:
empieza, siempre recomienza.
                         NICANOR VÉLEZ

La poesía es un viaje (Poesía letra a letra), de Robinson Quintero Ossa.- 

Originalmente publicado en 2004, ahora se reedita este hermoso libro del poeta nacido en Caramanta en 1959. En su hora, Juan Gustavo Cobo escribió sobre él: la figura del padre orienta el libro: son los viajes que el padre emprendió, en camión, en carro, por las carreteras de Colombia, los que revelan más que la Naturaleza misma, con mayúscula, los simples paisajes y sus moradores. Quintero Ossa busca una poesía en tono menor que dé cuenta de choferes y ayudantes de flota, de pasajeros y derrumbes de tierras, de incertidumbres y epifanías en medio de esos precipicios en el altiplano y de esos aromas de frutas en tierra caliente.

CANCIÓN DEL CHOFER EN EL PARABRISAS
Ante mí veo lo que un día se borrará para siempre:
colinas de altos pastos rojos
un río de brillantes peñascos
una montaña escasa de luz
y otras cumbres más distantes donde ya es la noche
Un cielo de color granate
y un viento que entra con sus pájaros en el crepúsculo
también de viaje
El temblor de los platanales en la carretera
las aguas estancadas en las zanjas
los abismos por los desfiladeros
El oscuro sonido que se hace debajo de los árboles
y la última luz viva de la tarde
todo en viaje hacia la noche
Ante mí veo lo que un día se borrará para siempre
                                  ROBINSON QUINTERO OSSA

CRUCE DE RUTAS
Ha partido conmigo al mismo tiempo
ella de una punta de la lejanía y yo de la otra
para encontrarnos en alguna parte
Larga ha sido ya la travesía y corta es
cada vez más
la distancia que nos separa
No habrá cambio de rumbo que lo impida
y será el encuentro en nada inesperado
por más que lo pensara imprevisto
Tal vez sea lluvia o noche
o madrugada
y apenas una aparición el momento
en que habremos de cruzarnos:
será una sola la punta de la lejanía
de la que ella viene
y la punta de la lejanía de la que yo vengo
No será fácil extraviarnos
nos reconoceremos de inmediato
y luego ambos seguiremos hacia ninguna parte
                                   ROBINSON QUINTERO OSSA

Plantas de sombra (Angosta), de Santiago Rodas.- 

El tercer libro de Santiago Rodas (Medellín, 1990), editado con sobriedad y gusto por Angosta, contiene poemas conversados. El tono es irrevocablemente coloquial, rehúye los trascendentalismos, tiene humor con él mismo y se inscribe en una tradición, muy antioqueña, de poetas antirretóricos, díganlo si no tipos como Rogelio Echavarría y Mario Rivero. Detrás, también, está la (sana) impronta del dominicano Frank Báez.

EL SECRETO
Lo hacíamos
detrás de la casa de Tere,
en una manga que ya no existe,
ahora hay una casa de dos
plantas con terraza.
Yo le decía o ella me decía
vamos allí,
y nos metíamos entre la yerba alta,
nos fijábamos que no viniera nadie,
cerrábamos los ojos,
apretábamos nuestras manos,
nos acercábamos hasta darnos un beso,
un pico, porque era sólo con los labios,
sin lengua,
pero se sentía tan peligroso
que era más que un beso
por lo prohibido, por lo ilegal,
porque luego,
cuando jugábamos con los amigos del barrio
y todos nos veían,
solo nosotros sabíamos el secreto,
más aún:
sabíamos que compartíamos la misma sensación
que la que nos dejaba el beso,
o quién sabe.
Lo más probable es que
no sintiéramos nada
y fingiéramos
por ser fieles al secreto compartido.

No recuerdo por qué dejó de pasar.
Sólo sé que ella es una cajera en un banco
y hace años perdí su rastro
y yo soy un profesor universitario, o algo así.

Seguramente besa otras bocas
de deportistas o de ingenieros informáticos,
y yo beso bocas de escritoras promesas.
Espero que algún día, quizás en una fila de banco,
nos reconozcamos
y luego nos miremos a los ojos
y no digamos absolutamente nada.
                           SANTIAGO RODAS

UNA FOTO EN LA ARENA
Al igual que ellos,
como lo confirma
una foto
de hace más de treinta años
(la foto muestra los nombres
de mis padres
escritos en la arena dentro de
un corazón)
escribo tu nombre
y el mío
dentro de un corazón
en la arena.
Al igual que ellos
le sacamos una foto
(esta vez con celular)
y esperamos a que el mar,
como hace treinta años
cumpla con su palabra.
                        SANTIAGO RODAS

Anuchka (Grupo Alcalá), de Iván Turguéniev.- 

Una Lolita del siglo XIX. Aunque el pudor es otro, más pudoroso, están presentes los equívocos de la edad que aquí se extrema en la medida en que en la época de Turguéniev (1818-1883) las mujeres se casaban mucho más temprano y no existían los juicios de valor acerca de chicas demasiado jóvenes. En Anuchka, como en la novela de Nabokov pero también en forma diferente, se repite la historia del adulto fascinado (o aterrado) de sentir una obsesión por esa chica traviesa, espontánea, voluntaria e involuntariamente coqueta. La traducción del ruso se debió a Dmitry Záitsev.

Diccionadario

Liberar las palabras:/ dejarlas en la cuna de la nada/ bajo el estruendo del silencio./ Y gritarán cuando la transparencia/ diga:/ Que el verbo se haga carne. (Nicanor Vélez).

Tomado de Diccionadario (Editorial Pre-Textos):

Oréjano: condimento sordo.
Escoputa: arma para cuidar prostíbulos.
Rebaño: bañarse dos veces.
Estimado: es estafado.
Estigmado: a pesar de su mancha, lo estimamos.

 

 

 

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«Querido Darío: Quedo inmensamente agradecido por la reseña que hiciste sobre El cielo a tiros, así como por haberte tomado el tiempo para leerla, analizarla y compartirla con los lectores de Gozar Leyendo. Viniendo de ti, los comentarios sobre el libro me llenan de orgullo y alegría, por el respeto y la admiración que te tengo, y porque me consta que eres un lector exigente, como pocos. 
De nuevo, mil gracias, y te mando un abrazo». Jorge Franco.

«Darío y amigos de Gozar Leyendo: gracias por el envío de tan excelente material. ¡Felicidades en 2019!». Jaime Jurado. 

«Muchas gracias por la información recibida, me es de gran utilidad». Yvonne Hatty.

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