Junio-2019, segunda quincena

Apuntes, d.j.a.

Camino al Este (Tusquets), de Javier Sinay.-

El punto de partida de este libro es que su autor, el cronista bonaerense Javier Sinay (1980), se enamoró de una chica argentina descendiente de japoneses por los cuatro costados. Lo que sucedió fue que se hicieron pareja y, ya embarcados en su historia de amor, Higashi así se llama la dama recibió una beca para ir a estudiar la ceremonia del té en el Japón. Se sabe, los ritos y secretos ceremoniales son toda una ciencia que, en todo caso, no se llama teología (aunque casi). Higashi decidió irse a sus aprendizajes y Sinay, como buen enamorado, decidió ir a visitarla: Desde que salí de Buenos Aires, sólo sigo una premisa. Siempre hacia el Este. Cruzando el océano, llegando a España, atravesando los Pirineos y el hexágono francés. Pasando por Alemania, saltando Polonia y cayendo en la incierta Belarús. Ingresando a Rusia y recorriendo sus caminos hasta el límite con Mongolia. Siguiendo su mito por el desierto, luego a través del imperio chino y poniendo un pie en Pekín (y después el otro). Y por último, volando a Corea y entrando a Japón. Todo con esa premisa: siempre hacia el Este. Pocas páginas más adelante informa, como si fuera un milagro que va desde las palabras a la realidad, que en japonés, Este se dice Higashi.

Un viaje de amor que lo lleva a una primera reflexión: cuando me di cuenta de que había comenzado este viaje alrededor del mundo tan sólo para estar cerca de una mujer, me pregunté qué cosas hace la gente por amor y me propuse contar esas historias en cada uno de los sitios que recorriera. Pero la pregunta no estaba completa: el amor no es sólo el amor; es también la sexualidad y es el desamor y es la compañía y la soledad. Hablar de amor es una tarea titánica. Mejor es preguntar: ¿Qué es hoy buscar una pareja? ¿Cómo son los celos en estos años? ¿Qué es la frustración? ¿Qué significa pagar por compañía? ¿De qué se trata ahora juntarse, comprometerse, casarse? ¿Y qué es un levante? En todos los lados, las historias de amor e incluso sus chismes cautivan a quien los escucha. Pero si son un gran tema, ¿por qué los periodistas solemos relegarlas de nuestras crónicas y nuestros reportajes serios? ¿Por qué las consideramos un argumento de novela rosa? Aunque los vínculos humanos nos importan demasiado, esas historias se ven poco en los espacios más respetados del periodismo.

Aún así, Sinay no sólo emprende el viaje de enamorado sino que lo hace en plan de periodista. Viajar para contarlo. Y persiguiendo historias de amor, de sus versiones y sustitutos: también viajo en busca de un inmigrante africano que es casi un seductor serial, una pareja de esposos que actúa en cine porno, un pakistaní sin papeles que vende candados con forma de corazón, un diputado alemán que se enamoró obsesivamente de su secretario, un rabino que soñó en 1894 con el suelo de América, un gánster que habló peligrosamente de más con su enamorada, un obrero de la industria pesquera que se acaba de divorciar porque descubrió que su mujer no era como él creía, una española que sedujo a un ruso en un tren, el ruso que durmió con ella tres noches en una litera angosta, un policía que nunca logró superar la infidelidad de su esposa, un cantor mongol que bendice matrimonios tocando un violonchelo de dos cuerdas, los protagonistas de una boda que se conocieron en otra boda, un anciano chino que todos los días marcha al parque a buscar un novio para su hija, un abuelo de 35 años que sirve sake en la ciudad más tecnologizada del mundo, un dandy japonés de conversación tarifada y, por supuesto, un chamán que recibió su don en sueños. 

Además de cuentos concretos, Sinay saca sus propias conclusiones: Quizás en todo casamiento, sea donde fuere que acontezca, no se está celebrando el amor, sino reafirmando la base de una organización social. Más adelante observa con tino: imaginamos el amor como una llama íntima, sólo nuestra. Pero no es así. El amor también es una tendencia social: una era histórica puede cambiar sus reglas y un sistema político puede administrarlas. Amamos como queremos, pero puede ser antipático descubrir que lo hacemos dentro de un marco amatorio preestablecido, acaso por una razón: William J. Goode, un clásico de la sociología estadounidense, propuso que el amor hace que todo se vuelva un paraíso o un caos: su potencia es disruptiva y por eso merece vigilarse. Freud lo había planteado antes de otro modo, diciendo que la libido era una energía casi salvaje que necesitaba la prohibición para que la sociedad pudiera fundarse.

Y, al final, ya terminando, anota que en el viaje me di cuenta de que todo se trata del amor (&). Incluso lo que no es amor, lo que lo niega o lo enfrenta, también está hecho de su materia. Se trata al final de una versión deforme del amor. Como la antimateria en un agujero negro; (&) Pero entonces, ¿por qué el amor nos parece a los periodistas un tema menor? (&). Un tema del que solamente se habla en público con discursos blandos& Las historias de amor nunca son la tapa de un diario.

Las observaciones, unas empíricas y otras estadísticas, salpican el cuento de datos asombrosos. Por ejemplo: desde hace algunos meses, París tiene un problema especial con el amor de los enamorados que llegan a los puentes antiguos y bellos de la Île de la Cité. Se besan, colocan en la barandilla un candado en él han escrito sus nombres y echan la llave a las aguas del Sena. Sueñan con que su amor sea como ese candado enganchado sin llave: eterno. (&) En París la moda tuvo una década de auge, hasta que en junio de 2015 una reja de 200 kilos y dos metros de largo colapsó en el Pont des Arts por el peso de los candados. Las autoridades municipales comenzaron entonces a retirarlos y a reemplazar las rejas por paneles de vidrio en los que ya nadie pudo sujetar ni un candado. En ese solo puente había unos setecientos mil, y todos juntos pesaban 70 toneladas: suficiente como para hacer que el puente entero se viniera abajo.

Siguiendo hacia el Este, Sinay cuenta que El matrimonio arreglado es común y según el Informe del Estado de los Matrimonios en China, de 2016, más del 70 por ciento de los encuestados fueron forzados por sus padres a casarse. En gente de entre 25 y 35 años, la tasa es del 86 por ciento.

Algo parecido sucede en el Japón: Japón es un país de solitarios en busca de compañía: un país de modales amables donde los encuentros profundos entre humanos son infrecuentes, y en el que las apariencias y los detalles son muy importantes. (&) El 42 por ciento de los hombres de entre 18 y 34 años son vírgenes; en las mujeres la cifra es de 44,2. Sólo la mitad de la gente de entre 18 y 49 años ha tenido sexo en el último mes. Y el 70 por ciento de los hombres y el 60 por ciento de las mujeres no tiene pareja.

Aparte del tema amoroso, Sinay es buen observador de los lugares que visita y sabe encontrar sus rasgos distintivos. Por ejemplo, sobre Pekín: Luego de andar dos horas en unos suburbios que parecían interminables, el tren se detuvo en la gigantesca estación central de una ciudad demasiado grande. Pekín. Una ciudad llena de chinos que fuman, que gritan, que hablan con megáfonos en las calles, que conversan desvergonzadamente acerca del dinero, que usan letrinas (aun en restaurantes caros), que escupen. O sobre el Japón: Japón es difícil de entender porque aquí los opuestos conviven todo el tiempo: el hiperconsumismo con la filosofía zen, las multitudes colmadas con el silencio y el respeto, los grandes índices de suicidio con las tasas más altas de longevidad, y el sexo más pervertido con un elevado porcentaje de adultos vírgenes.

En suma, un libro delicioso, todo contado con inteligencia, con agudeza y con una originalidad que recuerda la definición de Cocteau: la originalidad consiste en poner la cabeza en el lado frío de la almohada, en este caso, un libro sobre el amor.

Diccionadario

«Al cabo de los años sólo permanecieron las palabras que ocultaban otras palabras. José Mateos.

Tomado de Diccionadario (Editorial Pre-Textos):

Reputación: doble fama de puta.
Alacena: en horas de la noche.
Mantra: cobija que se repite, que se repite, que se repite, que se repite&
Sapélite: nave espacial de los sapos.
Temorias: recuerdos miedosos.

 

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