Mayo-2021, primera quincena

Apuntes, d.j.a.

Jorge Velosa, El convite de los animales (Monigote).-

Una tradición revisitada.- Dice Cocteau que la originalidad es poner la cabeza en el lado frío de la almohada. Y si había alguna zona fría en la almohada de los usos poéticos, era tal vez la de intentar hacer versos a partir de una jerga particular del habla. Por allá en el siglo XIX se alcanzaron verdaderas cimas con este procedimiento. José Hernández publicó en 1872 el Martín Fierro, texto que hace parte del ADN argentino escrito en octosílabos y que no elude las particularidades del habla gauchesca:

Soy gaucho, y entiendanló
como mi lengua lo esplica,
para mí la tierra es chica
y pudiera ser mayor,
ni la víbora me pica
ni quema mi frente el Sol.
Nací como nace el peje
en el fondo de la mar,
naides me puede quitar
aquello que Dios me dio
lo que al mundo truje yo
del mundo lo he de llevar.

 

Por su lado, Gregorio Gutiérrez González declaraba en su Memoria sobre el cultivo del maíz (1867) que yo no escribo español sino antioqueño. Poco después, en 1877, y éste es tan solo otro ejemplo de varios de esa época, el colombiano Candelario Obeso publicó su Cantos populares de mi tierra, del que todavía los escolares repiten la Canción der bogá ausente, que comienza:

¡Qué trijte que ejtá la noche!
¡La noche qué trijte ejtá!
No hay en el cielo un ejteya…
¡Remá, remá!
¡Qué ejcura que ejtá la noche!
¡La noche que ejcura ejtá!
Asina ejcura ej la ausencia…
¡Bogá, bogá!

 

Más tarde, en la primera parte del siglo XX, se dieron más casos, principalmente en Cuba y en España, poetas, y movimientos poéticos, que buscaban una expresión literaria utilizando jergas locales. Y más cerca en el tiempo, no hay que olvidar el uso del habla campesina chilena que hizo Nicanor Parra en algunos de sus poemas. Después, todo pasó y, en la poesía que se publica en libros, se enfrió ese lado de la almohada. La costumbre quedó, sí, en la canción popular, asunto de trovadores, no en los mesteres de clerecía sino en los mesteres de juglaría. Por ejemplo, Jorge Velosa lo ha hecho en algunas, no en muchas, de sus canciones carrangueras.

libro Luna

Y cito al colombiano Jorge Velosa Ruiz (Ráquira, 1949) porque es su cabeza la que encontró ese lado frío de la almohada y el resultado es El convite de los animales, un volumen escrito en el mismo idioma que oye de su gente un niño de Ráquira, Boyacá: su idioma es un habla regional, con ella nombra el mundo y con ella siente sus emociones. Una vez le preguntaron a un conocido novelista que por qué escribía en gallego en lugar de hacerlo para un público más amplio, haciéndolo en castellano; y el novelista contestó: yo escribo en el idioma en que me enfurezco.

Una manera de expresar los míos.- Velosa dice en su presentación que así como los personajes son los de mi crianza campesina, el lenguaje que lo teje también va por las mismas y añade que desde un comienzo decidí hacerlo coplera y versónicamente, porque así he topado siempre los pesares más cercanos, sencillos y contundentes, y una manera de expresar los míos, ora cantando, ora garlando, y porque, como en la narrativa popular, ese adobo le da un saboreo más sonoro, juguetón y memorizante. Al final, también ha sido un modo de aprender a versear de diferentes maneras, y de campanear por conservarlo y retroalimentarlo.

El hecho de hacer poesía rimada es, también, visitar otro lado frío de la almohada, cero y van dos. Por estos tiempos la poesía publicada en forma de libro casi toda está en verso libre. Adrián Freja de la Hoz escribe en el prólogo que aquí se resaltan formas de la poesía oral tradicional y popular como el romance, la copla, la seguidilla y la décima espinela, pero también formas como la copla manriqueña y otras de carácter más letrado. Asimismo, Velosa reinventa formas estróficas como quintillas, sextillas, octavillas o décimas espinelas como pocos lo han hecho en América Latina. A la espinela, por ejemplo, le agrega dos versos que aumentan su sonoridad y fluidez musical. Esta duodécima (que bien podría llamarse duodécima velosiana) no tiene antecedentes populares conocidos en nuestro país y sin duda vale la pena convertirla, al igual que la carranga, en tradicional.

Cero y van tres.- Además de escritura copiada del habla, uno; además de hacerlo con versos medidos y rimados, dos; y, tres, además de esas dos cosas, y en contravía de lo usual con los libros de poemas que aparecen y que son una yuxtaposición de poemas varios, aquí, en El convite de los animales, hay una intención totalizadora donde un maestro de ceremonias, Juan Torbellino, le va dando la palabra a cada uno de los personajes provenientes de la zoología: animales sinceros se reúnen en este convite a contar lo que nunca habían contado, a cantar lo que nunca habían cantado, a dialogar como nunca lo habían hecho, a expresar lo que llevan dentro. El convite de los animales es un diálogo en verso, un canto narrativo, un poema contado; un viaje por más de un centenar de vidas distintas llenas de dichas y pesares, con formas diversas de ver y pensar el mundo, dice el prologuista, Adrián Freja de la Hoz. Es más, la calidad de las ilustraciones, debidas a Soma Difusa, me hizo pensar en una serie animada de TV, en la que cada bestia relata lo suyo y que comienza muy parecido a Martín Fierro, hablando del canto mismo.

Dice así el argentino: cantando me he de morir, | cantando me han de enterrar, | y cantando he de llegar | al pie del Eterno Padre; | dende el vientre de mi madre | vine a este mundo a cantar. | Que no se trabe mi lengua | ni me falte la palabra; | el cantar mi gloria labra | y, poniéndome a cantar, | cantando me han de encontrar aunque la tierra se abra. Y también muy al principio Juan Torbellino, el maestro de ceremonias del convite, o Velosa disfrazado de Velosa, que es lo mismo, se pronuncia sobre el tema:

Canto y canta se me vienen
por herencia y porque siento
hacer de mi pensamiento
parte de la mesma vida,
y ella, como es entendida,
lo coge y me lo degüelve,
en después que lo regüelve
con el otroe los demás
pa que yo siga el compás
de lo que pasa y sucede
ques comuna canta puede
salir siempre ras con ras.
La canta es la mesma vida,
por eso, cuando se canta,
uno siente que es el tiempo
que sale por la garganta,
que sale y que va saliendo,
que sale y que nunca acaba;
tal vez en eso consiste
el secreto de una canta.

 

Si bien la voz del narrador se mantiene en versos de ocho sílabas, el prologuista destaca el juego con la extensión de los versos, así como la variación de los tipos de estrofas. En el libro hay muchas variaciones métricas que generan dinamismo y evitan la monotonía silábica o estrófica: con gran maestría, las voces transitan entre versos de arte menor y de arte mayor. El lector encontrará un original juego de relaciones entre la extensión del verso y el animal que habla, una construcción de identidad a partir de la métrica del verso que llena de color y vida la música que se escucha en cada voz de esta singular reunión. Tiene razón: me despido con los versos del monólogo de la mariposa, que es una hermosa historia de amor.

Cuando toy que no aguanto,
cuando siento la vida
ni que un rayo de fuego
que nunca se termina,
cuanto siento quel cielo
se esconde más arriba
y que to lo que toco
me parece mentira,
cuando más no resisto,
cuando me pongo asina,
mi cuerpo va encelando
un especial aroma,
que se riega en volandas
y en oda parte asoma;
es la señal de amores
con que mi amor anuncio,
el macho que la siente
me sigue en un segundo,
y luego, luego, luego,
de vueltas y revueltas,
de caricias cual jiestas,
nos damos mutuamente
lo que darnos sentimos
y en después, lindamente,
un adiós nos decimos.

 

Diccionadario

La sangre piensa, pero no con palabras.

Tomado de Diccionadario (Pre-Textos):

Catanata: cascada de mantequilla.
Cantarata: cascada musical.
Calvario: armario para guardar calvas.

Avisos y noticias

Giro de Italia.- Estamos con los seis corredores colombianos en el Giro de Italia. A partir de esta semana, encontrarán en librerías de Colombia y con La Diligencia Libros Egan Bernal y los hijos de la cordillera de Guy Roger, nuestra segunda coedición con Laguna Libros, un amplio recuento del desarrollo del ciclismo profesional en Colombia. Guy Roger, reportero desde hace más de treinta años en el diario deportivo francés LÉquipe, ha viajado a nuestro país, donde la tragedia y las dificultades se entrelazan con los sueños y los triunfos. También está disponible el libro electrónico para todo el mundo, en coedición con eLibros Editorial.

Números anteriores de Gozar Leyendo.- Consulte todas las entregas de Gozar Leyendo en www.lunalibros.com/blog/

Suscripciones.- Si desea recibir Gozar Leyendo en su correo, solicítelo gratis a la siguiente dirección: gozarleyendo@lunalibros.com La misma dirección para sus comentarios. Reenvíelo a sus amigos o, si lo prefiere, suscríbalos: basta que nos envíe su dirección.

De nuestros lectores.-
«Gracias por el goce de leer». Hernando Guerrero.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *