Octubre-2021, segunda quincena

Apuntes, d.j.a.

David Lodge, Un hombre con atributos (Impedimenta).-

Novela biográfica y/o biografía novelada.- Ya David Lodge (Londres, 1935) había intentado este género epiceno de novela biográfica o de biografía novelada con un libro sobre Henry James. En Un hombre con atributos el personaje es H. G. Wells. Una nota inicial del libro manifiesta con toda claridad qué parte del texto es biografía y qué parte es una invención del propio Lodge a partir del contexto que le proporcionan los datos que posee: casi todo lo que sucede en esta narración está basado en información obtenida de fuentes fidedignas; basado en un sentido amplio, es decir, que es deducible de lo que afirman dichas fuentes y coherente con ello. Todos los personajes son retratos de personas reales y las relaciones que estas mantuvieron fueron como se relata en estas páginas. Las citas de sus libros y otras publicaciones, sus discursos y (con muy escasas excepciones) sus cartas reproducen sus palabras. Pero, como novelista, me he tomado ciertas licencias a la hora de representar lo que pensaban, lo que sentían y lo que decían, y he imaginado muchos detalles circunstanciales que la historia no ha registrado.

libro Luna

H. G. Wells.- Hoy en día Wells es recordado por novelas como La guerra de los mundos, El hombre invisible, La máquina del tiempo y La isla del doctor Moreau; y también por su excelente Esquema de la historia universal. Y fueron estos mismos títulos los que lo convirtieron en una estrella de primer orden en el escenario de las letras británicas entre 1890 y 1920, aproximadamente.

Al respecto, George Orwell escribió que la gente pensante que nació en el cambio de siglo es, en cierto sentido, una creación de Wells. Dudo que nadie que se dedicara escribir libros entre 1900 y 1920, al menos en inglés, tuviera tanta influencia como él entre los jóvenes. Después de 1920, dijo, Wells se dedicó a malgastar su talento; lo dijo en esa forma zumbona que es todo un estilo inglés para insultar con buen humor: pero no es poca cosa, a fin de cuentas, tener un talento que malgastar.

Sin embargo, morirá en 1946 más o menos olvidado: a pesar de haber publicado más de veinte novelas después de las que lo volvieron conocido, él mismo alcanzó a darse cuenta de que ya no estaba en el centro del escenario. Hoy en día cuando se nombran los padres de la ciencia ficción actual, el nombre de Wells figura al lado de Julio Verne. Lodge cuenta que el ministro de la guerra durante la primera guerra mundial, Churchill, lo felicitó porque los ingenieros ingleses habían partido de un artefacto inventado por Wells en una de sus novelas para diseñar los primeros tanques de guerra. Y en alguna de sus novelas se menciona un sistema que permite pensar en una temprana visión de Internet. Para no contar que también anticipó que el descubrimiento de la fisión nuclear conduciría a la creación de bombas atómicas y se imaginó su asombroso poder destructivo.

Novela y política.- El libro de Lodge, sostenidamente entretenido a lo largo de sus casi seiscientas páginas, tiene principalmente tres hilos conductores. El primero es su trabajo literario, marcado por claras intenciones políticas, y sus relaciones con el mundo de los escritores británicos, el segundo es su actividad política propiamente dicha y el tercero, que se lleva la mayor parte de las páginas, las relaciones con sus esposas y sus amantes, una vida sexual desbordada e intensa. En contrapunto con la narración, Lodge intercala unas conversaciones entre él y el propio Wells, a manera de interrogatorios.

Wells tuvo una larga relación, sobre todo epistolar, con Henry James. A propósito, habría que anotar que es difícil imaginar dos escritores más distintos entre sí; por todo: diferente educación, nacionalidad, estilo de vida, idea de la literatura. Y, sin embargo, habían tomado la costumbre de intercambiar ejemplares de los libros que iban publicando (&). Las alabanzas de James siempre quedaban matizadas por alguna reserva que insinuaba solo levemente y que aparecía disfrazada de elogio. Voy reescribiendo su libro a medida que lo leo, lo cual es el más alto homenaje que mi maldita impertinencia puede rendirle a un autor.

Las intervenciones de Wells en política merecen la atención especial de Lodge, en particular lo que se refiere a la sociedad Fabiana, un grupo formado por socialistas (&), por lo tanto, aspira a reorganizar la sociedad por medio de la expropiación de la tierra y el capital industrial a sus propietarios particulares y de su entrega a la comunidad en beneficio de todos. Wells se hizo socio y Lodge pone en su boca palabras que muestran la subordinación de la literatura al propósito político: yo quiero cambiar el mundo, no limitarme a describirlo. Por algún lado hay que empezar, y yo he decidido empezar por cambiar a los fabianos.

Lo que quería Wells era modificar a la sociedad; decía en una intervención pública frente a los socios que no nos publicitamos, gracias; no es nuestro estilo. Gritamos a favor del socialismo como una dama que hubiera perdido su posición y tuviera que gritar naranjas desde su puesto de frutas en el mercado: esperando que nadie nos oiga. (&) Surgió como una reunión para hacer vida social; a día de hoy, sigue siendo como una reunión para hacer vida social. Nunca ha salido a plantar cara al público de un modo sistemático, tratando de sumar más miembros. En cierto momento de su desarrollo, pareció detenerse. Dejó de crecer, dejó de soñar, dejó de creer en algún tipo de triunfo del socialismo como socialismo. Experimentó ese tipo de detención del crecimiento que se ve en algunas plantas, que se ven limitadas por el tamaño de su maceta.

Wells estuvo muy activo tratando de cambiar la estructura de salón de los fabianos y además le añadió a las prédicas su visión de amor: creo en el amor libre como un ideal al que hay que aspirar. Por desgracia, siempre existe el riesgo de que se derrumbe a causa de los celos. Yo prediqué en contra de los celos en muchos de mis libros, pero nunca pude librarme de ellos del todo, llegó a decir.

Pero ni los más viejos miembros de la sociedad Fabiana querían cambios en su organización, ni había unanimidad sobre sus postulados sobre el amor libre: Amor y libre, dos de las palabras más nobles y hermosas de la lengua, adquirían, al combinarse, una potencia extraordinaria para escandalizar y enfurecer no solo a los periódicos y las revistas conservadoras, sino también al público británico en general, incluyendo a amplios sectores de las clases trabajadora y media, cuyas dificultades económicas los fabianos estaban decididos a aliviar.

Al final, Wells renuncia a la sociedad Fabiana y a sus ímpetus de reformador. Olvidaba decir que uno de sus adversarios dentro de los fabianos fue Bernard Shaw. Lodge transcribe un carta que Wells le manda a Shaw, donde le dice: el hecho es que usted es muy endeble intelectualmente, tiene un carácter codicioso, navega a la deriva y parlotea con gran brillantez sobre un mundo que no comprende. Usted no conoce, como conozco yo, de un modo ardiente y profundo, el deseo, el fracaso, la vergüenza, el odio, el amor o la pasión creadora. No comprende, no puede comprender los múltiples matices del caso en el que mete las narices y sobre el que pontifica sin ningún criterio, como tampoco los objetivos de la sociedad Fabiana destruida por su vanidad. Y, ahora, siga siendo deslumbrante.

Sexo y más sexo.- Su incontinencia sexual era conocida, cuestión que lo hacía, además, destinatario de ciertas confesiones, como la de un escritor católico que le decía que si le interesaba hacer el amor al aire libre debería ir a cierto lugar, a lo cual Wells le objeta que eso, para su amigo católico, debe ser un pecado. Y el amigo le contesta: por supuesto que lo es. Es algo muy malo. Pero precisamente saber que es un pecado es lo que lo vuelve interesante. Para los no creyentes como usted, no tiene más interés que estornudar. Para nosotros, significa poner en riesgo nuestra alma inmortal.

Señala Lodge que ha debido de estar con muchas más de cien mujeres con algunas una sola vez y ha olvidado los nombres de la mayoría de ellas. Nunca ha logrado determinar si su impulso sexual era más fuerte que el de otros hombres o si simplemente ha tenido más éxito que ellos a la hora de satisfacerlo. Somerset Maugham le preguntó [a una de sus amantes], con una sonrisa que casi parecía una mueca desdeñosa, cuál era el secreto del atractivo sexual de H. G.: un hombre que la doblaba en edad, no especialmente guapo, de sólo un metro sesenta y cinco de altura y más bien regordete. Olía a nueces contestó ella y retozaba como un animalito.

El primer matrimonio de Wells fue un completo fracaso. Con la segunda esposa logró cierto equilibrio, (para él, equilibrio). Solíamos ser más sinceros cuando nos comunicábamos por carta que cuando hablábamos en persona, dice, y confiesa que necesitaba estar con otras mujeres de vez en cuando, por una cuestión puramente física y, a la vez, yo no quería engañarla ni restregárselo por las narices, de modo que le proponía que lo aceptáramos y disfrutásemos del resto de cosas maravillosas que constituían nuestro matrimonio. No lo aceptó de inmediato, pero tampoco rechazó la idea. Al fin, ella le dice: no me molestaría siempre y cuando supiera qué estás haciendo, quiénes son las mujeres con las que sales. Pero tendrías que ser completamente franco conmigo. Detesto la idea de que me engañes. Detesto la idea de que la gente lo sepa y sienta pena por mí o se ría a mis espaldas.

Esta salacidad se trasladó a varias de sus novelas. Expresó: la idea de que tienes que fingir que estás enamorado de una mujer para tener relaciones sexuales con ella (una idea que debemos al cristianismo y a la ficción romántica) es absurda. No ha causado más que frustración física y miseria emocional. El deseo sexual es constante en un hombre o una mujer saludable, y necesita satisfacerse constantemente. El amor, el verdadero amor, es poco frecuente.

Al respecto también dijo que siempre es difícil escribir honestamente sobre el deseo sexual en las novelas y este tema le trajo problemas con editores que temían que sus libros no los compraran los biempensantes ingleses, que sitúan la moralidad en la cama. Por paradoja, otra novela suya, en la que cunde la deshonestidad con respecto al dinero, La historia del señor Polly, era la obra más inmoral que había escrito nunca, pero el público británico la recibió sin un murmullo de desaprobación, pues no contenía ni una palabra sobre sexo.

Una historia magníficamente bien contada, que pega al lector al texto sin que lo pueda abandonar. La traducción es de Mariano Peyrou.

Diccionadario

¿Qué sería de la literatura, y de la necesidad de literatura, si de su casa estuviera desterrada la palabra miedo? Yolanda Reyes.

Tomado de Diccionadario (Pre-Textos):

Instonto: tonto de poca duración.
Pistante: circuito veloz.
Antiguau: vieja enemiga de los perros.

Avisos y noticias

Lanzamiento de Baudelaire.- El próximo jueves 4 de noviembre en Wilborada 1047, en el marco de Noviembre Independiente, presentaremos nuestra tercera coedición con Laguna Libros: Baudelaire. El heroísmo del vencido del investigador colombiano Juan Zapata, quien tradujo La maldición literaria. Del poeta andrajoso al genio desdichado de Pascal Brissette, que coeditamos con el FCE. ¡Los esperamos!

Números anteriores de Gozar Leyendo.- Consulte todas las entregas de Gozar Leyendo en www.lunalibros.com/blog/

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De nuestros lectores.-
Exquisitos poemas de José Mateos y Alberto Ruy Sánchez. Gracias por presentar estos nombres con sus asombros y honduras.
Lina María Pérez Gaviria

Gozar Leyendo. Lecturas siempre esperadas y siempre disfrutadas. Hoy hermosa y profundamente sorprendida de manera especial con Hamnet. Mil Gracias.
Beatriz García

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